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Mostrando entradas de 2021

Quizás sea eso

Me planté en la cola de la tercera dosis de refuerzo con veinte minutos de antelación. Por si así llegaba antes a la ventanilla de las cosas normales. Me fijé que la mayoría de la gente contaba ya con una edad en la que queda poco por sumar y mucho por revisitar. Quizás por eso, un extraño silencio reinaba en medio de un diluvio atronador. Nada parecido a las colas de la primera y segunda dosis. En la primera no nos conocíamos pero íbamos como posesos hacia un frente de batalla. De allí salimos con la convicción de haber dado lo mejor de nosotros mismos. En la segunda nos sabíamos ganadores y celebramos con amigos y conocidos el previsible fin de aquella noche inquieta que nos había vuelto más extraños. Meses más tarde, como queriendo correr hacia atrás en el tiempo, decidimos apuntarnos a eso que Juan Marsé dijo una vez: “el olvido es una estrategia del vivir”. Y como en una carrera de revelos pasamos el testigo de la muerte de mano en mano. Y aquí estamos. Sin saber muy bien por q

Una más

Fui a dar una vuelta por el centro, por aquello de salirme un poco de los márgenes. Caí de bruces en la Plaza de Baluarte. Esa plaza que nunca ha respirado, ni siquiera con el desfibrilador del Corte Inglés, una plaza incómoda que se levantó sobre el solar de un viejo cuartel de artillería. Entré en el bar que hay allí. Alguien dijo que el alcalde quiere renombrar esa plaza y denominarla de la Constitución. No me pareció extraño. Nuestro alcalde es muy dado a la política gestual, a la política-selfi. Esa clase de política fotogénica cargada de efectos especiales que se usa para no escarbar en la evidencia. Una política que, al igual que muchos bestsellers, almacena palabras que deslumbran pero que no alumbran. No sé, Maya me recuerda a cierto personaje de una novela que para apaciguar su desasosiego cambiaba los muebles de sitio cada semana. Recuerden su pretensión de alargar tres días los Sanfermines del año que viene, las toneladas de arena sobre los fosos de la Ciudadela para u

Muy turbio

A ti Jusapol, con identificación 567L4TR4W. Me dirijo con miedo, a sabiendas que registrarás mi nombre entre los agresores que ahora atentan contra tu seguridad. Ibas en la manifestación contra la reforma de la Ley Mordaza celebrada en la ciudad-Estado de Madrid. Alegas en tu descargo neutralidad profesional pero a tu lado iba un voxfascista declarado, un tipo empeñado en borrar cualquier vestigio de memoria histórica que no sea la suya. También vi a un tal Casado, un tipo capaz de gritar: “ todo el partido con los policías” pero incapaz de gritar: “todo el partido con los trabajadores”. Te acompañaba también un ejército de neofascistas cuyo sueldo y uniforme se paga con el esfuerzo de los obreros que semanas atrás reprimisteis con saña en Cádiz. Y me pregunto, qué coño tienes en los pliegues de tu cerebro cuando el otro día te vi apalear, también en Cádiz, a un hombre de 70 años indefenso que solo pedía trabajo para sus hijos, como harías tu, supongo. Y me pregunto si son estos los

CORREOS... y multiplicaos

Hubo un tiempo en que mandar una carta era un asunto muy serio. Tanto como recibirla. Y para eso estaban los carteros. Y Correos, claro. En ese tiempo no se hablaba otra lengua que la del desamparo, por eso se escribía más. Y Correos era arte y parte de la vida. Por ejemplo, tu ibas a echar una carta y la metías en la boca del león y sabías que aquel cabezón con la boca abierta de par en par avalaba la inviolabilidad de la correspondencia. Eso era seguridad. Tu entrabas en este edificio del Paseo de Sarasate, diseñado por el arquitecto Joaquín Pla Laporta que abrió sus puertas a los primeros usuarios el 20 de abril de 1926 y sabías que estabas en el centro, si no del mundo, sí de aquella Pamplona que se desayunaba con un sol y sombra. Por allí circulaban cartas de amor que luego se convertían en invitaciones de boda, telegramas anunciando la muerte de un pariente e incluso notificaciones del notario. Entonces, decirse algo era un asunto de Correos. Pero eso era cuando Correos era una

"Variopintas"

Hay veces que las ideas chocan contra los muros. Y veces que los muros se alían con las ideas, como si fueran el sujeto y el predicado. Como aquel muro que dividía a una nación en dos y un día un beso las juntó. Este muro que aquí se ve, en tiempos fue un campo donde se cosechaba trigo y cebada. Hubo también algunas viñas de txakolí que luego se vendía en la Estafeta. Entonces las ideas estaban encerradas entre los muros; de las prisiones, de los calabozos, de las escuelas, de las iglesias y hasta de los libros. Hoy las ideas vienen y van sin control alguno, como esas pinturas que se recuestan sobre ese muro que un día fue un trozo de trigal y que hoy se llama el Parque de las Pioneras. En Lezkairu.(Pamplona) Hay un colectivo de mujeres jóvenes y artistas que dicen llamarse “Variopintas”, son varias y el nombre les viene que ni pintado. Han decidido convertir este trozo de muro en un lienzo de la historia y la memoria feminista. Sobre él han dibujado a Josephine Baker, Maud Wagner ,

Cita previa

El otro día me pasé por el SEPE, esa oficina que se vende como servicio público de empleo cuando solo dos de cada 100 demandantes encuentran curro allí. Un repartidor de Glovo que esperaba allí me dijo que tenía que haber pedido cita previa. Él la había conseguido tras pelearse una semana con la página web del SEPE que le pedía certificado digital o cl@ve o DNI electrónico. Como no tenía ninguna de esas aplicaciones, solo pudo acceder a una cita tras veinte llamadas telefónicas. Mientras el repartidor me informaba, dentro de la oficina se produjo un incidente. Algunas personas protestaban ante un mostrador pues llevaban un retraso considerable en el cobro de sus prestaciones debido, según decían, a la falta de personal. Oí que esto afectaba ya a 15.000 trabajadores y demandantes de todo tipo de prestaciones que verían como el mes y las navidades se volvían negras. Mientras, una mujer que estaba en la cola, dijo que eso no era nada, que ella tuvo que desplazarse hasta Arnedo para gest

Al César lo que es...

Foto: David Seymour Cada vez que Dios se mueve suenan las alarmas. O cuando la Iglesia, como es el caso,  se ve cuestionada por el laicismo ambiguo que nos gobierna. Por poner las cosas en su sitio: "Ninguna religión debe tener un tratamiento superior a otras por parte del Estado. Y como instituciones privadas que son, las iglesias no deben recibir en ningún caso y para nada recursos del Estado". Esto es el laicismo. Y que yo sepa, este Estado, o como usted quiera llamarlo, se rige por el principio de aconfesionalidad. Es decir, Dios por una acera y el Estado por otra. Pero no hay manera de librarse de la vigilancia vaticana. Pese a que en 1979 se firmaron  acuerdos específicos que sustituyeron al Concordato de 1953. A lo que voy. La semana pasada el arzobispado puso el grito en el cielo. Como buscando un aliado divino más allá del terrenal que le ofrece Navarra Suma. Y es que el gobierno de Chivite quiere reducir la asignatura de religión a una hora semanal, el mínimo legal.

La izquierda afable

Foto: Raymond Depardon/Magnum Photos/ La periodista Leila Guerriero dijo una vez que se mira hacia atrás con vértigo y hacia delante con curiosidad. Hasta que llega un día que miras alrededor y ya no hay vértigo. Ni nada inesperado. Creo que eso está pasando en la política navarra. Lo hemos podido comprobar en el último Debate del estado de la Comunidad. Y es que pareciera que la izquierda navarra, toda, ha acabado por aceptar, como dijera Fredic Jameson, que es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. En ese debate, o lo que fuera, me dio la sensación de que las horas pasaban, una tras otra, todas llenas de vacío. Alguna vez se rompió el hastío y alguien pronunció la palabra transformación. Quise pensar que del mundo pero enseguida caí en la cuenta que allí solo se quería gestionar, que no cambiar, los despojos de una sociedad más que satisfecha. Allí solo había lugar para la autocomplacencia del gobierno y cierta rivalidad, muy correcta eso sí, entre partid

Cementerios

Foto: Marta Salas     Aunque la semejanza quiera emparentar cementerio con cemento,  cementerio significa ‘dormitorio’ ( koimitirion ).  Donde duermen los muertos.  Uno tiene sus cementerios favoritos. Porque recorrer un cementerio es como leer un libro de cuentos, que  puedes saltar de tumba en tumba como saltas de un cuento a otro.  Père-Lachaisse, en París, es quizás el mejor lugar para pasar a la eternidad. Si pudiera elegir compañía mortuoria, elegiría la tumba   Félix Faure ,  antiguo presidente de la República, fallecido en pleno adulterio, o la de   Guillaume Apollinaire,   enterrado     junto a su amante Marie Laurencin y sepultada entre cartas de amor.  O la de  Edith Piaf ,  quien yace al lado de esposos y amantes. Aunque sin duda, la tumba de   Victor Noir ,  periodista asesinado por Pierre Bonaparte ,  gana por goleada. Una efigie yaciente en bronce representa los últimos segundos de un hombre joven que presenta una notable erección. Mucha gente que acude a visitar la tumb

Walter Benjamin, una vida fuera de lo común

Por delante 640 páginas intensas. Puro vértigo. La biografía de Walter Benjamin no puede abordarse sin más. Hay que prepararse para adentrarse en una vida fuera de lo común, en una mirada clarividente que anunció todos y cada uno de los desastres de esta Europa que aún emite señales que él ya detectó. Con Aitor Etxarte intercambié horas y horas hablando de sus obras. A Aitor le flipaba este filosofo que tanto me recuerda a él. Porque como él, también Aitor tenía una mirada clarividente.  

Noche en vela

                                                                Foto: Martin Parr Se lo leí a Juan Tallón. Venía a decir que, a veces la columna periodística es tu salvavidas diario. Tenía razón porque  cualquiera necesita que lo rescaten a diario. Uno a veces  lo compensa con la bebida, otras con lecturas compulsivas de prospectos sobre ansiolíticos y barbitúricos  o la ingesta abusiva de pizzas mezcladas con películas  Kate Winslet . Sin parar.  El otro día me pregunté por qué hacía esto y me dije que había que tener algo de fe, que no era cuestión de acabar así. Que hay que creer que las cosas pueden mejorar si nos restamos a nosotros mismos de la ecuación. Si dejamos de ponernos en medio para medir las dimensiones del mundo. O de cualquier otra cosa. Y me percaté, días después, que no era el único que se fugaba del mundo tirándose por el hueco negro de  la realidad. Ocurrió mientras me tomaba un Martini en la terraza del Gure Etxea. Me fijé que una chica leía apasionadamente, lo de

Incontinencia verbal

Este hombre no tiene desperdicio. Pareciera que necesita el desorden para sacudirse del hastío. Miren lo que dice: "el destino nos debe casi 18 días de San Fermín", podemos recuperar parte de esos días no vividos el año que viene. Al margen de la incorrección lingüística, puesto que  destino está por cumplir, como un porvenir inconcluso y por tanto no nos puede robar nada, decir  esto deja en evidencia una personalidad muy preocupante. A mi esto me suena a trilero, como si tuviéramos que recuperar parte del botín que nos corresponde.  A ver. ¿A quien beneficiarían 17 días seguidos de farra brutal?  Porque alentados así, como si no hubiera un mañana  esa voz política nos exhorta a una fiesta caníbal ¿Quién se podría permitir esa fiesta sin igual? ¿también esas 25.000 personas en pobreza severa que malviven en Pamplona ?  ¿Qué coste añadido tendría para el sector publico? ¿ O nos sale gratis? ¿Qué necesidad tenemos, de verdad, de 17 días de fiesta? ¿ acaso este hombre está pens

La libertad en una bolsa de basura

Foto: Carl De Keyzer   Ahora mismo su intimidad viaja en un contenedor. En uno de esos inteligentes que se abren con tarjeta y que la Mancomunidad ha puesto en marcha para reciclar la basura y convertida en compost y gas renovable. Como lo oyen. Parece ciencia ficción pero no. Sus secretos, infidelidades, pecados, veniales y mortales, sus odios y  contradicciones, infracciones, pleitos, amores perros, hipotecas, emociones, adicciones y hasta la última borrachera viaja en una bolsa de desechos. Tal cual. Eso es lo que  piensan algunos alcaldes de Navarra Suma quienes creen que esto supone una intromisión en la libertad de las personas.  Algo parecido decía una tal Ayuso para quien la libertad empezaba en la barra del bar y terminaba en las terrazas. Pero algunos de nuestros alcaldes son más escatológicos. Para  ellos la libertad empieza y acaba en una bolsa de basura. O más, toda la privacidad de uno, sin contar los restos de cigalas,  puede caber en un contenedor. No niego que como arg

Tangana en la catedral

Foto: Martin Parr   Esto va de pasta. Pero también de ética de saldo, de doble moral y hasta de fe interesada.   El otro día, el deán de la Catedral de Toledo, Juan Miguel Ferrer firmó contrato, o lo que fuera, con la productora de C. Tangana para grabar en el interior del templo un videoclip promocional de su último trabajo titulado “Ateo”. En el perreo le acompañaba Nathy Peluso. Se dice que la cosa ronda los 15.000 euros. El videoclip muestra dos cuerpos muy sexualizados que se desafían a ritmo bachata mientras son espiados por dos sacerdotes. Al final, C.Tangana acaba sucumbiendo a la fe tras una genuflexión ideológica.  Quizás por eso el deán justificó la grabación con estas palabras: “ El video utiliza un lenguaje visual provocador, pero no afecta a la fe”. Es más, “favorece el diálogo con la cultura contemporánea”. Se armó la de dios. Y el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, puso las cosas en su sitio. Lamentó profundamente la grabación del video en la catedral y pidió  perdón

Desenmascarados

  UPN siempre se viene arriba a finales  de junio. Es como si necesitara  encender la mecha antes de tiempo. Tensar el ambiente; aunque no haya fiestas. Porque forma parte del ritual político prefestivo. Para que no quede duda de quién es quién entre la gente normal.  El otro día, tras un calentón emocional, el  Área de Acción Comunitaria prohibía la exposición de pancartas de las peñas 2021 en el Centro Plazara. Se amparó en la normativa de uso y utilización de los Centros Comunitarios que prohíben el “uso de pancartas, símbolos, emblemas o leyendas que puedan incitar a la violencia o sean discriminatorios”. Joder, ni que hubieran traficado con peróxido de acetona, pensé. Y me acordé del informe del Consejo General del Poder Judicial según el cual gritar ¡Viva Franco! ya no es delito porque está amparado por “la libertad de expresión”. Y con ese informe en la mano,  las peñas podrían exponer las pancartas donde les viniera en gana. Por muy insolentes que fueran sus imágenes. Pero no.

Memoria o banalización

Pasé por aquí y vi gente que se hacía selfies encaramada en esta barcaza que había transportado muertos que buscaban la Tierra Prometida huyendo del hambre o de la guerra. Así, sin puntos ni comas, de seguido. Me fijé que esta patera se había varado frente a un banco que recién había hecho un ERE bestial contra miles de sus empleadas. Esa patera estaba encallada sobre las alcantarillas por donde circulaban millones de euros al día. En plena milla de oro de Iruña. ¿Quizás queriendo tensar al Capital? Aquello me dio que pensar. No dudo –en principio- que quien ha tenido la idea de conmocionarnos con esta presencia visual, lo ha hecho de buena fe. Como si necesitáramos un aleccionamiento moral sobre la degradación capitalista, la desigualdad y el racismo. Pero tengo mis dudas sobre el efecto. Cuando vi a la gente subida en la patera haciéndose fotos sobre lo que un día fue un ataúd pensé que esa tragedia se había desmaterializado, se había banalizado, como el mal que ya anunciara Hanna

Verano

A las 5,32 de la madrugada de hoy, cuando los sueños ya se han biodegradado, ha entrado el verano. Mucha gente se dispone a ser plenamente feliz. Otros muchos sienten su cabeza llena de niebla que es como decir que la felicidad es cosa de otros. Pero hace días que el optimismo circula por la ciudad a toda velocidad. Como un cuerpo que no obedece a los dictados. El otro día acompañé a una amiga a por la segunda dosis de vacuna. En el pabellón de la UPNA se respiraba ese tipo de ambiente que antecede a una noche loca. Mucha gente que hacía tiempo no se veía, se reconoció allí, en las filas de la inmunidad. Se les veía felices. Y reían porque de allí saldrían con el futuro asegurado en el brazo. Y si no lo excavarían con sus propias uñas. Porque la gente quiere volver a lo de antes. Aunque Israel siga sulfatando los campos palestinos con versículos cargados de metralla. Anoche, mientras paseaba por lo viejo, me fijé que tras los balcones, abiertos de par en par, se oía el fulgor de al

Cuando te comulgabas

Cuando antes “te comulgabas”, se decía así, como se dice,  te vestías o te levantabas, porque comulgar, aunque era un verbo muy irregular, de día y poco más, se conjugaba como uno regular; porque servía para regularizar tu contrato con una fe que después perderías. Porque ya intuías que aquello sería una forma de esclavitud. En fin, cosas de cada cual.  Pero a lo que iba, que cuando te comulgabas, te regalaban cosas así: unos cubiertos de plata grabados con tus iniciales. Y tu abrías aquella caja con este contenido y decías para qué habiendo scalextrics  y coches de bomberos y fuertes con indios y todos esos deseos binarios, sexistas y hasta racistas que manejabas con  la ignorancia de aquellos años donde todavía tus padres tenían proporciones totémicas.  El otro día se cumplieron muchos años de este regalo de mediados de mayo. Los vi y me confirmaron la ausencia de sus donantes. 

Santa Codicia

Foto: Carolyn Drake Magum Photos  Aquella elegante mujer, hija de un depredador financiero, había aprendido muy bien el oficio. Tal es así que era capaz de ganar 17.800 € diarios. Como lo leen. Y así un año tras otro. Porque Patricia Botín, presidenta del Santander, hacía honor a su apellido. Por ejemplo, si se acostaba a las 12 de la noche y se levantaba a las 7 de la mañana, mientras dormía, o soñaba, o vaya usted a saber, se hacía con un botín de 2.542 euros por noche. Carlos Torres es presidente del BBVA. Dice que le sobran 3.000 empleados de su banco con el mismo cinismo con el que gana 2.300.000 euros al año. O si lo prefieren, 191.666 euros al mes. Aun así, dice que siente un vacío hasta los bordes. Pero si la jugada le sale bien, lo de mandar al paro a esos miles de operarios, ganará seis millones. No sé si conocen a un tal Goirigolzarri. Por el apellido les digo que anda cerca. Preside Caixabank. Gana 1,65 millones de euros al año y es devoto de Santa Codicia. El otro día,

¿ O qué ?

Nunca creí en el romanticismo clasista del confinamiento, ni en el merengue intimista del psicologismo positivista que anunció que de aquí saldríamos mejores, que de esta  aprenderíamos sí o sí. Tampoco en el aprovechamiento del dolor y la crisis como revulsivos para renovarnos y toda esa filosofía de saldo.  Llevamos año y pico esperando a que la vida vuelva despacio. Pero parece como si  como si  una glaciación nos hubiera  pasado por encima.  Recuerdo las primeras críticas políticas ante la gestión colonial y mercantil de la pandemia, la sanitarización de la sociedad y la evidencia de las desigualdades provocadas por el virus. Hoy los ejes de análisis se han desplazado. La vacuna se ha presentado como la única posibilidad de recuperar aquel tiempo perdido. Lo suscribo. Porque todo dios necesita que el futuro le envíe postales. Además, la vacuna ha reducido un 99,7% las muertes en las residencias. Pero sepamos que ese tiempo es el del capital. Para seguir exprimiendo los cuerpos.  Co

Colette

  Hoy hace exactamente 99 años que Sidonie- Gabrielle Colette, que así se hizo llamar,  interpretó sobre un escenario al que no se subía desde 1912,  el papel de Lea Lonvad en la representación numero 100 de la adaptación de su novela Chéri escria en 1920.  Colette, fue transgresora de sí mismay.  Se desnudó en publicó, se besó con mujeres y escribió notables novelas de su época. Presidió la Academia Goncourt y Francia la despidió con un funeral de estado.

La cabina

Al principio me dio miedo. Y pensé que el tiempo me había  caído encima como el aullido de mil lobos. Pero estaba allí, en Lerín. Como protestando contra la velocidad de las cosas. Y no pude por más que volver la vista atrás. Entonces, cuando uno arrastraba una juventud  muy jipi, se encontró de bruces con José Luis López Vázquez enjaulado en una cabina como esta. Me acerqué a la cabina para comprobar si había rastros de aquel día de 1972. De repente apareció Antonio Mercero por detrás, soplándome con su aliento en el cogote. Y sentí un escalofrío. Porque mientras me decía que no llevaba bien puesta la mascarilla, aparecieron varios operarios del ayuntamiento. Se llevaban la cabina con un vecino del pueblo dentro, un hombre ya mayor que había perdido su móvil y decidió probar suerte a ver si el pasado le devolvía la llamada. Entonces cargaron la cabina en un camión con el hombre dentro y varios vecinas del pueblo gritaban a la vez que el hombre se descomponía de pánico. Seguí al camión

Recordar

Entre esta fotografía hecha en Pamplona durante la segunda quincena de julio de 1936 y lo que hoy se recuerda, los 40 años del golpe de estado tejerino jamás investigado (1981), median 45 años. Solo. La sociedad del espectáculo que ya describiera Debord en 1967 es ahora intermediada y sometida a una virtualidad en la que la vida o el recuerdo se interpretan a la luz de las imágenes vacías, fragmentadas, descontextualizadas e incluso despolitizadas. Porque como diría Jane Austen “la memoria es a veces tan fiel, tan obediente ,tan servicial y, otras, tan veleidosa, tan austera; y otras aún más, tan tiránica e ingobernable”

Dorotea Barnés González

Aquí, en esta casa situada en la calle Zapatería 19, (Pamplona) levantada según los planos del arquitecto Florencio Ansoleaga en 1892, en el segundo piso, a las dos de la madrugada del 21 de diciembre de 1904, nació una niña a la que pusieron por nombre Dorotea Barnés González. Su madre se llamaba Dorotea González. El parto fue asistido por Regina Salcedo, comadrona que vivía en la calle Mayor 23. Ese día hacía frio en Pamplona, 3º y la Navidad estaba a la vuelta de la esquina, de hecho en la Pastelería Iruña se anunciaban ya los turrones de Alicante y Jijona y en el Gayarre se representaba a las 8 de la noche la obra “El húsar de guardia”. Esa niña, que vivió poco tiempo en Pamplona, iba a ser famosa. Y hoy, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, es imprescindible recordarla. Porque esa niña, hija de Francisco Barnés que llegó a ser Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes en 1933, quizás por ser hija de quien era, pudo estudiar. Pero fue por méritos propios p

La ciénaga

  Aquel país tenía en nómina a un rey estafador y escapista, pero presumía de vivaespaña. Muchos hiperventilaban  con su salud democrática a sabiendas de la farsa. Pero aquel país, hoy arrasado por un veneno inclemente, llevaba tiempo en bancarrota. No negaré que haya islas y oasis donde se respire mejor. Que a veces la justicia tenga orgasmos histéricos y se venga arriba. Pero aquel país, o así, llevaba tiempo apostando al negro. Y  le cedían las costuras por muchos lados . Parafraseando a Patricia Highsmith diría que España lleva tiempo padeciendo acidez de estómago y tiene unas enormes ganas de vomitar.  La semana pasada hubo varias vomitonas.  En Linares, tras una paliza a un hombre y a su hija, obra de dos policías  puestos hasta las cartolas. En la Universidad de Lleida, tras detener a Pablo Hasél  por escupir cianuro contra la Corona. En Madrid, en un acto de homenaje fascista a la División Azul donde se exhibió un racismo desacomplejado contra los judíos. En la  Fiscalía, que h

Hablemos del tiempo

  2021 se despertó del lado fascista. Como si quisiera anunciar que las épocas de espanto predominan sobre las de calma. Primero una banda de militares españoles enganchados a la ketamina de los  Tercios de Flandes firmó  un manifiesto en el que acusaban al Gobierno de suponer un “grave riesgo para la unidad de España”. Detrás de esto anda  el general de división retirado Juan Chicharro, presidente de la Fundación Franco, dedicada a ensalzar la figura del carnicero del Ferrol. Luego,  otro esquizofrénico carcomido por la corrupción de sí mismo, mandó ocupar el Capitolio de Washington. Y allá que se fueron las hordas blancas y empobrecidas, convirtiendo su fascismo en escenografía política de saldo. A ver si conseguían reventar el corazón del poder. Y es que el Estado se nutre siempre con la anemia ajena. Mientras tanto, VOX  jaleaba tanto a esos militares, jadeantes entre crímenes y sueños, como  al narcisista patológico americano. Y es que la libertad ha resultado ser un principio fác