En la edición de hoy de EL PAÍS, como si una especie de constelación cósmica les uniera, no solo por la etimología de sus apellidos de raíces comunes , Bárcenas y Barcina, sino por las causas que les implican debido a la gestión de sus vidas políticas, estos dos personajes, parecen almas gemelas. Ríen al unísono como agradeciendo a la vida su inmunidad a perpetuidad. Cada uno mira para un lado, cierto. Al lado que a cada uno le ha interesado más. El lado oscuro de la sombra que dejan los ceros al descansar sobre una libreta bancaria. Uno está en la cárcel y la otra puede llegar a estarlo. Quizás, los delitos cometidos por cada uno de ellos, no tengan nada que ver. Pero solo es cuestión de intensidad y de parar la codicia a tiempo. Uno se fue de frenada y la otra ni siquiera sabía donde estaba el freno de mano.
El blog de Paco Roda