Fin del trayecto. Foto: Gianni Mania Trece cadáveres llegaron a buen puerto. El del eterno descanso. Se empeñaron, ellos y sus familias, pactaron con sus raptores, con sus trileros y traficantes de vidas e ilusiones. Pactaron para abandonar Africa y llegar a la Tierra Prometida Desconocida. Posiblemente el traficante los echó al mar, como se echa un fardo que pesa, inservible, como lastre innecesario. Ocurrió ayer en Sicilia. Qué más da el lugar. Se calcula que más de 15.000 cadáveres de africanos yacen en el fondo de un mar azul, cuna de civilizaciones. Y ahora espejo de la insolidaridad y brutalidad más cruel.
El blog de Paco Roda