Rajoy y Barcina, presidenta navarra, tienen un serio trastorno de realidad. El uno porque ha reinventado España y la ha convertido en un no lugar que diría Marc Augé, y la otra porque ha inventado un misterio, el de la santísima gobernabilidad de Navarra. Los dos saben que la realidad política es ya a estas alturas un enorme contenedor de basura, que la corrupción encabrona pero es manejable. Porque los corruptos están a buen recaudo. Sus “camisas negras” les protegen de todo intento de ponerlos contra las cuerdas de la justicia. Rajoy se ha inventado un país que no existe y Barcina una comunidad esterilizada a punto de reventar en medio de un Apocalipsis inmaterial. Rajoy utiliza el lenguaje del rajoyato como arma de manipulación masiva. Barcina apela a la ética, pero la suya apesta como una poza séptica insoportable. Previendo su epitafio, la presidenta ya ha solicitado su beatificación después de su paso por el Rubicón parlamentario
El blog de Paco Roda