Leí que este era un libro excepcional. Que no se había escrito nada igual . Y alabanzas por el estilo. Pamplinas, me dije. Pero el título..., ese título escondía algo. Y, sin querer, me llevó a mi madre. A esos momentos de la infancia en los que pensaste eso, que tu madre era diferente a otras madres. Hasta convertirla en santa. Después te amortiguas y sientes definitivamente que era y es como otras madres. Al menos como esa madre que a mi me ha gustado tener. Pero la autora se empeña en vendernos una madre que no es como otras madres. Y ahí empieza la seducción. Una seducción que juega con la cartografía de unas emociones materno-filiales en un contexto histórico de alto voltaje. Y este contexto, esa geografía emocional es lo que te envuelve en un chute de incesante lectura. Esta mujer nos vende una madre que no se ajusta a los cánones y nos habla de su ajuste personal en un mundo que iba a conocer la mayor maldad humana jamás conocida. Y entre ese ajuste personal y ese desa
El blog de Paco Roda