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Mostrando entradas de mayo 27, 2014

Postelectoral

Los socialistas están de funeral, en Madrid, en Navarra, en Vascongadas. Es la crónica de un suicidio anunciado. En el único sitio que bailan por sevillanas es en Andalucía. El socialismo español y franquiciado, lleva tiempo en bancarrota, lleva tiempo cavando su propia tumba. Siendo colaboradores directos de su propio descalabro. Porque su oposición ha sido complaciente, benigna y de escaso contenido. Han sido  incapaces de frenar a una ultraderecha crecida, han creído en la bondad de un capitalismo salvaje que ha acabado con ellos y sus escasos principios rectores. Tanto en Euskalherria, como en Cataluña, se abren las venas de una España a la deriva, sangrante, incapaz de creer más en una derecha que ya ha amortizado su salvaje recorrido por la crisis. Podemos surge en el reino de España con fuerza como posible alternativa en medio de una izquierda llamada a reconvertirse y donde IU no debe frenar su posible colaboración. En las periferias, Bildu y Esquerra fuerzan un escenario m

¿En qué quedamos?

No recuerdo ya si voté ayer. Europa tiene ese defecto; que seduce por su idilio entre la libertad y la democracia pero aturde por su falsedad bien ensayada. Hace dos años, no más, Europa era un vertedero de críticas, de juramentos; un escupidero de maldiciones, un alegato contra la abominación de un territorio pervertido por el mercado, las plusvalías, la burocracia y el sinsentido impotente de sus instituciones multiplicadas hasta la empacho. No hace más de un año, Europa era la diana de la izquierda altersistémica. El karma de la frustración austericida. Antes de la campaña electoral, Europa no tenía ninguna credibilidad para nadie al margen del PP. Europa era solo una entelequia sin soberanía a los pies de la Troika caníbal, un hipermercado de tiburones de afilada dentellada, un matadero de obreros del sur, un prostíbulo de mujeres del este, un paraíso humillante de setenta millones de pobres embellecidos por los subsidios de un bienestar en bancarrota. Ahora resulta que la