Caminaba por una ciudad helada con tal reseca festiva que hasta estos “caballitos” de la infancia yacían muertos tras los excesos navideños. La “matanza” me recordó a la escena de los caballos del lago Ládoga. Ocurre en “Kaput”, la descomunal novela de Curcio Malaparte escrita en 1944. En ese pasaje, recogido en el capítulo III , dice: “Al tercer día se declaró un tremendo incendio en el bosque de Raikkola. Acorralados en un círculo de fuego, hombres, caballos y árboles proferían unos gritos terribles. […] Enloquecidos por el pánico, los caballos de la artillería soviética, casi un millar, se arrojaron a las llamas, rompiendo el asedio del fuego y las ametralladoras. Muchos perecieron entre las llamas, pero una gran parte alcanzaron la orilla del lago y se arrojaron al agua. […] Durante la noche bajó el viento del Norte. (El viento del Norte baja desde Murmansk como un ángel, gritando, y la tierra muere de repente.) Empezó a hacer un frío terrible. De pronto, con su característico
El blog de Paco Roda