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Mostrando entradas de marzo, 2016

Abrir sin miedo

El otro día recibí una carta. Elige90 se titulaba. Pensé que se trataba de un plan dietético. Pero no. Abrí la carta y   me asusté. Osasunbidea me invitaba a hacerme una prueba para prevenir el cáncer de colon. Sentí a la altura del diafragma el eco de un epitafio. Ya sé. Los tíos somos unos falsos. Pero he oído que el susurro del cáncer enloquece. Algunas veces, a esa hora de la noche en que la vida se retuerce por todos los costados, pienso en ese momento en que te dicen que lo tienes. En qué sucede tras ese segundo después del diagnóstico. Ese día, por razones profesionales, escuché un relato. Decía así: “Hacía tiempo que me sentía cansado, sin rasmia para la vida.   Sentía dolores en el cuello. Una mañana me levanté con un gran bulto en el costado derecho. Un poco preocupado, me fui a urgencias. Esperé mientras la gente me miraba. Me vieron y de inmediato me ingresaron. No me preocupé mucho. Ya lo intuía. Toda mi puta vida ha sido una desgracia. Una más no importaba. Tras d

Boyero contra la aporofobia

Boyero, ese crítico de cine que parece un sociólogo de la degradación, apunta al corazón del mal en este brutal artículo . La aporofobia, o el odio a los pobres, convertida en espectáculo por una banda de bastardos, borrachos hasta las trancas. Y todo bajo la también bastarda mirada de gentes como usted y como yo. Y también de la policía que miró para otro lado. Indiferentes. Gentes todas que han aprendido a escamotear el sufrimiento con la diplomacia de una sonrisa envenenada. http://cultura.elpais.com/cultura/2016/03/18/television/1458327624_996937.html

¡¡¡ Quememos las banderas de Europa !!!

A veces con un poco de imaginación generas un estado de opinión. Más aún, un estado de ánimo. Y a mi, el ayuntamiento del valles de  Egüés (Navarra) me ha reconfortado con la esperanza. Quizás hasta con la utopía. Este consistorio ha decidido algo que debería ser viral: ha retirado la bandera de Europa del Consistorio y de las diferentes instalaciones municipales como "acto simbólico de repulsa y protesta ante el  acuerdo  que pretende establecer la Unión Europea con Turquía para la expulsión de refugiados sirios". Ya ven, en este carnaval desprovisto de máscaras, alguien, con un pequeño  gesto cargado de simbolismo, te activa la neurona que genera la esperanza. Yo iría más allá. No porque me parezca baladí esta propuesta. Quememos esta bandera estrellada, las miles de banderas europeas que ondean como hijas bastardas del cinismo. Y lo haría en una multitudinaria hoguera-concentración de repulsa. Porque mientras Europa se recrea en el delirio de la norma, la razón, la

Los pobres de Pomés

Julio Pomés ha escrito en Diario de Navarra un artículo titulado Fabricar más pobres  Un título frívolo que si lo lees a fondo, sientes una luz que te hiela la sangre. No parece firmado por quien preside un grupo de civismo, sino por un populista que acaba de cenar con Le Pen. Pomés desconfía del Estado Social y   lo disimula con   una poética ulcerada. Él va de socorrista   de pobres con pedigrí. Con los que se lo curran. Por eso cree que un sistema de protección social es muy costoso. Porque no cree que haya   pobres, sino vagos de solemnidad. Y a esa gente ni agua. Porque quieren vivir de los impuestos de las clases medias expoliadas por este gobierno de filoradicales. Pomés exalta a Cáritas. Para él, esa organización y sus voluntarios   son la sal de la tierra. No así   los servicios públicos protectores de los parias sin futuro. Esos que Laparra, ese vicepresidente yonki de la igualdad, quiere que vivan sin dar palo al agua a cambio de un “sueldo de por vida”. P

Holocausto sirio

Foto EFE Te veo desde este lado del tiempo, el tiempo muerto que tu vives a diario. Y me conmueve hasta el extremo de encontrar una lágrima helada carcomiéndome el alma, insensible a costa de tanta muerte. Y te veo casi como si fueras mi hija. Y no encuentro razón alguna para no levantarme en armas. Y empezar a disparar ya. Contra el cielo, el infierno y ese rincón donde se fragua tu sufrimiento. Y me digo a mi mismo por qué no lo hago. Por qué no me alejo de tanta razón, explicación y tanta intimidad con el sentido común de esta Europa envilecida. Te veo, te he visto y no he podido contenerme. A mi alrededor miles de corazones mueren de daltonismo y tu sonrisa me duele como el llanto de un demonio en vela. Quisiera hacer algo pero me digo a mi mismo que este deseo está contaminado de satisfacción. Que tengo ese extraño privilegio de conmoverme viéndote. Y me duele, como el llanto de un demonio a punto de sonreír a la muerte.