Dice este apestado literario, no por cuenta propia , sino por cuenta ajena, que "lo que veo es que se ha desatado la caza del pesimista" y que "los aguafiestas no están bien vistos". Sánchez-Ostiz lleva tiempo escribiendo diarios, su propia trayectoria vital, con sus subidones y altibajos que no oculta. Y ahí hay de todo. No me canso de leerlos, aunque en ocasiones ciertas entradas las encuentre reiterativas. Pero su despiadada forma de meter el dedo en el ojo a esta bastarda realidad es de una lucidez amarga. Y es que en "Rumbo a no se dónde" reconoces de inmediato los pasos de la incertidumbre, el sonido de la fugacidad, el olor del desasosiego y esa liquidez vital que patentara Bauman. Un texto en el que su autor se autoinculpa ante su propia incapacidad de saber el rumbo de su vida. Porque Sanchez-Ostiz representa a ese tipo de escritor en la cuerda floja literaria y vital. Y no se corta un pelo en reconocerlo. Y ahí, en ese punto, conecta con
El blog de Paco Roda