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Mostrando entradas de diciembre, 2014

Farsas

Aznar se ha columpiado en la mentira constante sabiendo que mentir es una forma de estar en forma. Aznar, y otros también, saben que el rédito de credibilidad de un gran embuste es infinitamente mayor que la explicación de una verdad humilde y sincera. Este sistema global necesita de tipos como él. Aznar y sus maceros, léase empresarios, periodistas, acróbatas de la intelectualidad, tecnócratas y otros, han ninguneado muchas verdades. Desde el Prestige y la guerra de Irak hasta la terrible manipulación de la matanza del 11- M. Aznar necesitaba mentir para seguir vivo. Y es que cuando la verdad le apretaba el cogote, él miraba para otro lado. Eso mismo le ha pasado a Calisto Tanzi, el baranda de la multinacional láctea italiana Parmalat. No se ha cortado un pelo y ha puesto encima de la mesa de dirección 15.000 despidos para salvar su pellejo y el de la sociedad que representa. El caso de esta empresa es el típico de una sociedad hecha unos zorros, injusta, global, ins

Dakar 2015

Veo a esos aventureros de rebajas, arrasando las tierras del África más jodida,   subidos en una moto que brama en el desierto, y se me mueven las vísceras. No se a qué están esperando algunas organizaciones para meterle mano a   ese impresentable rally que lleva    años escupiendo arena ardiente sobre la memoria ultrajada de un continente. Cada vez   que las televisiones   de ciento sesenta y cinco países muestran esas imágenes de coches llenando de polvo las aldeas empobrecidas por las que atraviesa el París-Dakar, siento un escalofrío de indignación. Esa carrera de pijos   insensibles   recorre ocho mil kilómetros por tierras de miseria y   hambruna, tantos como    los que tenía la travesía forzada que un día emprendieron   los esclavos que partían de Dakar rumbo a América para ser explotados y aniquilados por la colonización blanca. Hoy, Europa se blinda ante la inmigración de los “sinpapeles” y   “muertosdehambre” africanos pero se permite el lujo de organizar un rally que

Pateras

Al otro lado del estrecho ya olía a primavera. En Tarifa, en algunas terrazas del Paseo Marítimo, se servían boquerones fritos y el viento de Levante llevaba hasta las costas de Africa un olor a fritanga que excitaba a los descendientes de los primeros esclavos  que atravesaron el Atlántico. Koutiala Bani había nacido en Freetown, capital de Sierra Leona, en un suburbio infectado de traficantes de marfil y prostitutas con Sida. Era el mayor de cinco hermanos que habían visto decapitar a su padre por un mocoso de trece años que vomitaba heroína adulterada sobre los cadáveres que coleccionaba, como muestra de hombría, durante la guerra civil que asoló al país durante 1991.    Bani lloró amargamente durante un mes hasta que se despidió de su madre. Sobre la tumba de su padre prometió vengar su muerte y volver con el dinero suficiente para liberar de la miseria a su familia. Pero para eso había que cruzar un mar que, para entonces, ya estaba infectado de cadáveres que naufragaron so

Sangre de parado

F ui a la oficina del paro para comprobar que efectivamente era del paro y no del empleo. Y así era. Todo el mundo estaba solidificado, como suspendido en el aire intentando dar un paso al frente. Aunque solo tenían delante una funcionaria educada que preguntaba cosas extrañas en un lenguaje ininteligible. Había oído que la multinacional farmacéutica Grifols, productora de hemoderivados, había hecho una propuesta a los parados de larga duración. Pregunté si era verdad que allí pagaban setenta euros semanales por encima del subsidio si donabas sangre. Me dijeron que sí con matices. Verás, me dijeron; Víctor Grifols, presidente de la farmacéutica, ha dicho que su empresa pagaría por las donaciones unos setenta euros semanales. Y eso sumado al paro sería una forma de vivir. Entendí entonces porqué la mayoría de los parados estaban en mangas de camisa dispuestos a la extracción de su sangre. Y comprendí también la razón del discurso penal que se está construyendo contra ellos. En aq

El discurso del rey

Españoles, españolas, siguiendo la tradición borbónica, me dispongo a desearos unas felices fiestas. He de deciros que no me resulta fácil, ni mucho menos cómodo hacerlo. Sí, no os extrañéis de estas palabras que quieren ser sinceras pese a reconocer mi poca credibilidad. Decía que me cuesta felicitaros las pascuas navideñas y me siento un apóstata del lenguaje. Porque, pese a lo que diga el presidente, sé que el horno no está para bollos, porque   quizás   no hay horno y me temo que tampoco bollos. Pero lo que más me incomoda es hablaros de cerca. Nunca lo he hecho. Mis padres me protegieron de la plebe y de las miradas a ras de tierra. Como a esos que miran por encima del hombro de sus semejantes.   Así que esto me supone un esfuerzo, incluso verbal. Me cuesta por tanto hablar en nombre de esta familia sin sentir vergüenza ajena y propia. Porque desde que mi padre la   mancilló -a esta familia e institución que dicen represento-   en   nombre de no se sabe bien qué,   entiendo q

Casco Viejo (Pamplona), la resaca perpetua

A quel barrio se había convertido, por obra y gracia del fino olfato de algunos hosteleros y una reglamentación muy flácida, en el abrevadero nocturno de la ciudad. De eso algunos estaban contentos y hasta presumían de ello. Incluso pensaban que contribuía a revitalizar un barrio cuyo índice de sociabilidad era directamente proporcional a la tasa de alcoholemia. Sin embargo, la vecindad estaba harta de vomitonas, escraches etílicos y una berrea nocturna que secuestraba sus sueños de jueves al domingo. Todo en nombre de un ocio y un negocio a proteger, el del beborcio, que primaba sobre derechos ciudadanos que a muchos se la traían al pairo. Y es que aquel barrio, donde día sí día también cerraba una tienda de toda la vida, se había convertido en un parque temático abonado al  juevintxo  y al cubata. Aquí reinaba la intocable libertad posmoderna que permitía a uno pasarse cuarenta pueblos sin más pena que la batida de palmas colectiva. Aquel barrio estaba abonado a la resaca perpet

Llévatelos a tu casa

En el fondo, lo que el ministro quiso decir fue: si tan enrollaos son ustedes con los inmigrantes, por  qué no se los llevan a su casa. Y es que jueves pasado, en un encuentro con varias ONG, el ministro del Interior Jorge Fernández se lució con esta perla, más propia de un fascista de raza, que de un creyente de misa diaria: “Si me dan la dirección donde a esa pobre gente los podemos trasladar y garantizar manutención y que le den trabajo les aseguro que les enviamos. Pero hay mucha hipocresía”. No sé si don Jorge habría comulgado antes de escupir este versículo envenenado. Dicen que este hombre reza a diario. Y que sobre el versículo de Mateo 22, 34-40, “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, derrama lágrimas cargadas de indulgencia para liberarse del rigor de su cinismo. Quizás, como buen populista, confunde la opinión pública con la opinión publicada. Aunque, mirándolo bien, esa frase está a la altura de muchas barras de bar, se escucha en muchas reuniones de vecinos y

Vaya banda

Un blog incendiario, una banda de librepensadores, una gente que juega a la contra y contraataca sin piedad. Un blog de color naranja y alma roja, un sitio para encontrar lo que no buscas y buscar lo que no encuentras. Un espacio para la reflexión más allá de los títulos de crédito, un espacio en blanco para la prosa más incendiaria. Un lugar donde quedarte una tarde de invierno, al calor del butano.  http://elbutanopopular.com/

Dudas

E n cierta ocasión le pregunté a la presidenta por el oráculo al que se encomendaban en UPN en épocas de tempestad. Aparte de Sta María la Real y San Francisco Javier, no tenemos un Arriola que nos ilumine. Vamos a puro huevo, me dijo. No le creí. Porque la revuelta palaciega en UPN se ha saldado con dos víctimas de postín, un candidato de pega y la propia reencarnación de la presidenta. Ni   diseñao   por Laspalas. Así que me entran dudas. Como las que servidor tiene respecto al nuevo socialismo chivitista refundado. Dudo de su renovada independencia siempre secuestrada. Quién me asegura, que en nombre de la salvación foral frente a los nuevos asaltacielos que se anuncian, el socialismo no se avenga a nuevas lealtades con UPN en nombre de la cansina gobernabilidad. Dudo también de la izquierda. No por insolencia o vehemencia. Sino porque a veces creo que su lucha y estrategia es a fondo perdido. Dudo de Podemos. Si su plantilla electoral tendrá solidez, reconocimiento y empa

Solidaridad sí, pero no así

El pasado sábado 29 de noviembre tuvo lugar en toda España una gran recogida de alimentos. Miles de voluntarios, sin duda de muy buena fe,  participaron en una gincana de solidaridad sin precedentes. Algo a lo que estamos ya acostumbrados desde que la pobreza amenaza  a casi doce millones de personas al borde de la pobreza en el reino de España.   Resulta bochornoso que hayamos llegado a esto mientras las estructuras del Estado del Bienestar miran para otro lado. Peor aún. No miran porque hace tiempo confiaron la salvación de la gente a la voluntariedad, la autogestión y la autogobernanza de uno mismo o de los demás. Y más: no miran porque el contrato social se ha roto, los derechos de ciudadanía se han cancelado y los derechos sociales van camino de una defunción asegurada.  La solidaridad está muy bien, es un valor a proteger, pero la solidaridad desplegada en esa jornada, siendo loable, no es la mejor ni la más adecuada  Porque esa solidaridad es entre iguales, es horizonta

El anuncio

Comienza la cuenta atrás de un mes que impone la felicidad por decreto; aunque cuarto y mitad del país se hunda en ciénaga de la adversidad. Así que, a falta de un plan de rescate de casi once millones de pobres, nada mejor que seguir creyendo en la lotería como vía de escape ante esta bancarrota suicida. Este año, el anuncio oficial de la lotería tira del sadvertising, esa publicidad que trata de hundirte en la melancolía como forma de liberación y consumo. Es el gobierno de las emociones. Porque no hay nada mejor que sentimentalizar un mundo que se escapa por las alcantarillas de la falsedad. Antonio, un camarero de aspecto bonachón escarba en esa zona opaca cercana al hipotálamo, el territorio donde la melancolía es la reina de la noche. Al son del lacrimógeno Glacier, de James Vincent McMorrow, Ma . nu, el vecino del barrio que olvidó comprar el décimo en el bar de Antonio, se derrite ante el sobre que contiene el décimo premiado y guardado en señal de solidaridad de fiel cli