Esta es una novela, -El Deber- que arranca despacio pero te sube a la montaña rusa en sesenta páginas. Cuando menos te das cuenta, estás metido en la mente de su personaje central. Y ya no podrás salir de de él. Sientes como él, te identificas con él, sabes qué va hacer, porque tu harías lo mismo, y tienes el mismo miedo que él. Porque la vida, su vida, en el caso de vivirla, de haberla vivido así, la habrías resuelto de la misma manera. Esta es la vida de un hombre cortado por la integridad y la eficacia como principios vitales. Pero también la de un hombre que huye de si mismo para encontrarse a sí mismo al final de la novela. El Deber ocurre en Praga, en 1939. Los alemanes invaden la antigua Checoslovaquia y el colaboracionismo de su régimen hace tambalear los cimientos de un mundo ordenado y coherente como el de Josef Rada, nuestro protagonista, un funcionario de los ferrocarriles que ve como su vida se interrumpe cuando los nazis secuestran a su hijo. El deber de este
El blog de Paco Roda