Sé que lo que sigue quizás escueza. Pero esta columna no se levanta cada lunes para hacer amigos. Ni para navegar siempre a barlovento. Verán, en medio de tanta festivalización de la política del cambio, de tanta exaltación del buenrrollismo, echo en falta la disidencia, la protesta, la manifestación, la movilización. Gestos de una época que movían los latidos de esta ciudad pionera en resistencias. Sin embargo, hoy hay una inflación de entidades, colectivos, asociaciones y grupos que gesticulan de manera similar, que se mueven en la misma dirección resultando inofensivos para las agendas políticas oficiales. Solo el movimiento okupa juega a la contra y crea contradicciones. Y es que pareciera que el virus del mucipalismo participado hubiera desactivado lo que en tiempos fue arte y parte de esta Iruña disidente. Como si los movimientos y asociaciones vecinales, los colectivos, los grupos de presión, hubieran olvidado la protesta y la crítica radical acomodándose en
El blog de Paco Roda