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Mostrando entradas de noviembre, 2016

Etica de cloaca

Acuarela de Juan Carlos Mestre No hablaré aquí de Fidel,   ni utilizaré su nombre en vano   más de lo usado y abusado hasta hoy mismo. Porque, como diría Juan Carlos Mestre, ese percherón de la poesía silenciada al que escuchamos el pasado jueves vomitar belleza por   los poros sudados de su voz: “dicen que hay cadáveres que hablan más alto que las trompetas”. Sin más, buen viaje Fidel. Y es que pareciera que Caronte ha vuelto al pleno empleo tras seleccionar a los mejores y peores pasajeros de su carcomida barcaza. Fidel, Leonard Cohen, Rita Barberá. Por cierto Rita, estés donde estés,   he de decirte que aquí, tus coleguitas del PP sí que han usado y abusado de tu nombre. Y hasta de tu muerte. Dignos comisionados de   ética braguetera que   disfrutan viendo trabajar a los enterradores. Gente que tras cada funeral acuden como hienas al copioso banquete de la casquería. Porque el infarto de Barberá es la bala en la recamara que estos bastardos de   doble moral, como Rafael H

¿ Y si nos hubiéramos atrevido?

El Roto Hoy entra en vigor la nueva Renta Garantizada. Un prestación que sustituye a la antigua Renta de Inclusión Social. Una medida avalada por el gobierno y cuestionada sin mucho fundamento, ni político ni ideológico, por UPN y PP. Una medida que, si bien mejora la cuantía a percibir por el 80% de los perceptores,   empeora la del   20% restante y cuya explicación se basa en el ahorro y la solidaridad horizontal entre excluidos. Uno de los puntos fuertes es que 2800 personas que antes no podían acceder a la RIS, ahora podrán hacerlo ganando en calidad de vida. Vale. Pero este gobierno podía haber ido más allá. Para eso se autotitula del cambio. Para eso se le votó. Para explorar nuevas formas de revolucionar la vida política y social. Para atreverse. Para tensar la historia. Este fin de semana se ha celebrado el XVI Simposio de la Renta Básica de ciudadanía en Bilbao. Un renta incondicional para toda la población. Sin importar si trabaja o no. Sin requisitos. Por ser ciudad

INEM: cerrado por formación

O tra vez Rossell, presidente de la CEOE, la gran patronal española. Un tecnócrata con el culo cubierto a perpetuidad que arremete ahora contra los funcionarios del antiguo INEM. Dice Rossell que hay que formar a todos los funcionarios que trabajan en el actual SEPE, que no tienen ni idea de orientar a los parados y paradas, que les falta arranque, ganas de creerse que sirven para algo. Dice que habrá que formarles para que aprendan de una vez por todas a gestionar el desempleo. Para orientar mejor a los parados en la gestión de su desocupación. Y si para eso hay que cerrar las oficinas del paro, se cierran. Porque no sirven para nada. Vale chaval. Me recuerdas a un tal Trump usando ese tono bastardo-emocional y populista para arengar a quienes las están pasado putas.  A ver lumbreras, ¿por qué no te preguntas otras cosas? Por ejemplo. Por qué el PP ha desmantelado los servicios públicos  seguir leyendo en Noticias de Navarra

Cómo nos hacen sentir culpables de nuestro desempleo

Vean esta película,  si es que todavía no lo han hecho: Yo Daniel Blake . De Ken Loach. Un título que reivindica con fuerza el drama de un carpitero que se queda en paro y es sometido a un implacable y delirante proceso de burocratización en pos de una pensión por parte del sistema de empleo británico. No es una recomendación más, es casi de obligada visión para aquellos y aquellas que viven vidas a medias, precarizadas, pendientes de otros, de  una decisión sanitaria, de un tribunal medico, de una ayuda de los servicios sociales, del sistema de empleo o de esa oficina del paro que nos llama para cursos inservibles o imposibles de cumplir.   Y también para quienes viven plácidamente,   por suerte propia o por carambolas de la vida. Véanla. Los ingleses nos levan ventaja en esto de los recortes a la clase obrera, una clase que allí todavía está presente, aunque se empeñen en ocultarla como nos recordaba Owen Jones.  Ken Loach conmueve con su película porque viene a d

Patria

Acabé  Patria  tras siete horas  casi seguidas, intensas, enganchado a la mecánica cuántica de un tobogán que te subía y bajaba a su antojo. Fernando Aramburu (FA) gana en las trescientas ultimas páginas lo que –creo-  “pierde” en las primeras doscientas. Y es que en esas primeras páginas uno siente que en esta novela hay buena y mala gente. Y puede ser verdad. Gente que es perpetradora del mal y gente que lo sufre. Así, este lector se ve tutorizado emocionalmente por la fuerza de los hechos hacia una posición ética y sentimental que, hasta puede compartir. Pero se niega a ese ejercicio  de acompañamiento hacia ningún lugar que no sea la libre voluntad de elegir a sus propios personajes. De ubicarlos allí donde su propia lectura filtrada le permita. ¿Es esto  maniqueísmo? No lo creo. De verdad. No diré nunca que  Patria  sea maniqueista. Quizás  Patria  no se pueda escribir, de momento, de otra manera. Y digo de momento. Y aquí se notan los efectos retardados de sus ultimas nove