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Mostrando entradas de diciembre 28, 2015

El premio

Felipe VI se había levantado aquella mañana con una inconfesable resaca. El jefe de la Casa Real, Jaime Alfonsín,   le ofreció un ibuprofeno que ingirió con un café bien cargado. Ya en el despacho,   el rey abrió el correo que Ana Herrera, consejera de Cultura del Gobierno de Navarra le había enviado el día de San Lázaro. Mientras lo leía, cabeceaba como queriendo quitarse   de encima   los restos del   naufragio nocturno.   De repente soltó una carcajada. Alfonsín le miró sorprendido.   Pensó que todavía podía estar bajo los efectos del exceso. -        Majestad -le dijo-,   ¿ocurre algo? -        Nada Alfonsín,   los navarros me acaban de quitar un peso de encima. Ya no entregaré más premios Príncipe de Viana, lo cual me alegra porque eran un peñazo anual que nunca digerí bien. Imagínate, -prosiguió- si este año tuviera   que aguantar los desplantes de esas gentes de Bildu o de esa chica de Podemos.   -        ¿Tú te acuerdas de esa chica Alfonsín?, aquella que me retó