Miro, casi con temor y respeto a la gente. A la gente que trabaja. Una barrendera, un limpiacristales, un cartero, un carnicero con su enorme pieza sangrante descargándola en un establecimiento, una enfermera que me extrae sangre. Los observo y creo que el tiempo ha pulido sus movimientos dejando al descubierto la pesadez que ejerce el miedo a perder sus empleos. El miedo a volver la vista atrás. Porque ya nada es como antes. Se nota en la mirada de la gente que aún trabaja. Perdidos por sus espacios productivos caminan con el trozo que aún les queda de empleo como queriendo asirse aun tiempo remoto. Como sintiendo que con ese pedazo de empleo, precario o no, escriben gran parte del guión de sus vidas. Y en ello descansa su futuro. Pero nada más. Me pregunto cómo vivirán ese tiempo de trabajo. Cómo sentirán el pasar de las horas productivas algunos que tienen confirmada la sentencia del desempleo a la vuelta del corredor del paro. Para muchos el empl
El blog de Paco Roda