Hace ya cuatro años, el 5 de enero de 2009, publiqué este largo artículo con motivo de la Cabalgata de Reyes de Pamplona. Por desgracia, volvería a redactarlo casi igual. E N Pamplona, claro. La ciudad que aspira a posicionarse en la pole position de la cultura europea de 2016 genera, en ocasiones, delirios colectivos, adhesiones inquebrantables, aferradas identificaciones de cualquier signo y devoción, algaradas y psicopatologías sociales de difícil catalogación y peor digestión. Pues bien, esa ciudad aspirante a cultureta europea nos ofrece estos días una más de las suyas. Una más de las que padece y produce a lo largo del año. Quizá una discusión más propia del Guiness más friki que de un manual de buenas prácticas europeas. Es el caso del rey Baltasar, un blanco transustanciado por unas horas en un negro virtual. Dicen que hace las delicias de los niños la noche del 5 de enero. Nadie lo duda, lo lleva haciendo muchos años. Pero ya va siendo hora de que ese trono, a
El blog de Paco Roda