Una nueva beneficencia adornada de buenrollismo social nos invade dejando un apestoso tufo a paternalismo neoliberal y clientelar. Y es que, frente al descalabro de los sistemas públicos de protección social y la furia de los recortes en los principales seguros vitales que nos han proporcionado seguridad ante la adversidad; no pocos colectivos civiles y religiosos, oenegés , entidades privadas de solidaridad con y sin ánimo de lucro y grupos ciudadanos de variada tipología, han izado la bandera de la desigualdad y la pobreza como formas de solidaridad redencionista. Numerosas iniciativas tratan de salvar a la gente de los desahucios, la pobreza, del frío, del hambre, de los cortes de agua y luz y de la precariedad sangrante. Como si los sistemas públicos, invisibilizados y descapitalizados, por no decir despolitizados, fueran incapaces de abordar este socavón social creado por la crisis. Y a lo mejor es verdad. A lo mejor es verdad que lo público ha desertado de sus
El blog de Paco Roda