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Mostrando entradas de septiembre 21, 2016

Panteras grises

Jesús pronto cumplirá 84 años. Pero ni su rostro, todavía terso, ni sus ralos cabellos    plateados delatan sus años. A    no ser por esa mirada perdida que a cierta edad sólo descansa en el infinito. Y es que su memoria,     torpe y    desorientada,    es ya un resto de serie de una biografía    que ha sobrevivido a los avatares de un siglo XX convulso y cruel. Jesús es un anciano. Cierto, a esa edad, salvo raras excepciones, la vida es un regalo. Porque a esa edad solo resta reconocer la honorabilidad que confiere la    resistencia vital.    Pero    Jesús es ya    invisible. Porque llegando a ciertos años no cuentas,    excepto para engrosar la lista de espera del geriátrico. Algunos días lo veo    recorrer con enérgicas dificultades, casi siempre en compañía,    la vieja ciudad. Camina despacio, con el tiempo a la espalda,    pero lo hace con firmeza,    como si tuviera una fe ciega en volver a ser lo que fue. Y cada día    pelea con su enfermedad para    encontrar en las calle