Casco Viejo de Pamplona. Foto: Diario de Noticias El casco viejo pamplonés ya no es un lugar para vivir. Pareciera que solo es para beber. O eso se deduce tras el auge tabernario que padece. Y es que este barrio, antaño alma de la ciudad y centro socialización, hoy es el monopolio de una hostelería sin compasión. Y es que ese modelo d negocio que se impone sobre otros, responde a un modelo de ocio y consumo de alto impacto –social, vecinal y ecológico- que el ayuntamiento, o bien permite o bien ignora. Hubo un tiempo en que el Consistorio tuvo conciencia de la gravedad y distorsión de un casco viejo saturado de bares y limitó su aforo con una ordenanza ejemplar. Hoy, los lobbies hosteleros tienen barra libre para montar el mayor botellón legal de la ciudad. Las calles Navarrería, Mercaderes, san Nicolás, Estafeta y Comedias, se han convertido en la milla de oro del poteo vespertino y el ocio nocturno tuneado. Este es el barrio “moderno”, el que se quier
El blog de Paco Roda