Soy de la generación de los blackface , es decir, de aquellos niños que al finalizar la cabalgata de reyes nos colocaban en las rodillas de un rey negro para hacernos una foto. Él te sostenía y tu le mirabas aterrorizado. Mientras escribo esto, contemplo esa foto que data de 1963 y todavía emite un tufo de mentira. Tu sabías que allí, tras aquella cara betuneada, había una trampa que empezaba por los labios sonrosados y terminaba a la altura del cogote clareado. Pero aguantabas la farsa. Como después has aguantado muchas y con menos recompensa. Si yo fuera alcalde de esta ciudad - se lo digo Asirón - antes del día 5 de enero daría un golpe en la mesa. Y diría: ¡basta de farsa ¡ acabemos con este sainete caduco y casposo que, como decía este periódico el sábado, coloca a Pamplona entre las pocas capitales que todavía se rinden esa noche ante un blanco tuneado y farolero. Porque ese negro simulado es un insulto para los 1.543 negros de verd
El blog de Paco Roda