Hoy es fiesta. Y quizás usted, obrero de la Volkswagen, se haya ido de puente a La Rioja. Nada que objetar. Pero para muchos este es un lunes más al sol. Unos cuatro millones de personas que sobreviven con poco más de cuatrocientos euros al mes. Gente que vive con el tiempo prestado en medio de una polvareda de impotencias. En tiempos, hoy era uno de los días grandes del obrerismo de clase. Y sí, sigue habiendo obreros. Como Nora, una peruana que cobra dos euros por cada habitación que limpia en un hotel de aquí al lado. Como Ranjit, que con trece años trabaja en un taller textil de Gujarat (India) y cobra 20 euros al mes por trabajar doce horas diarias. Como Luisa, que cobra 2 euros por la limpieza de cada portal. Ellas son otra clase. Pero este obrerío que hoy recorre dividido las calles de Iruña, juega en una liga muy diferente a las obreras de Sri Lanka o Marruecos. Además, las luchas ya no se dan entre patronos y currelas, sino entre gente con buen trabajo y
El blog de Paco Roda