La noche del 8 de enero de 1972, Roberto Bolaño estaba solo y muy fumado en el centro de una selva cetrina, jugosa, movil, y a pesar de los peligros que podían acecharle, se mantenía tranquilo, concentrado, casi obsesionado con una idea, o más bien con una imagen, un breve plano-secuencia ocurrido milenios atrás: la cámara se acerca a Jenócrates, hijo bastardo de Platón y padre castrado de Epicuro, y vemos como en el silencio abrupto del centro de la noche, el filósofo se levanta apurado, probablemente a hacer de vientre, tropieza con una olla, cae, se quiebra el cráneo y muere. A la mierda con el ειδος y la διαλετικη, así de fácil, se acabó. Y fundido en negro en la mente del chileno antes de que la secuencia recomience de nuevo, como si hubiera algo que entender en esta historia. Fragmento de la la Agenda 2016, Anoche un libro me salvó la vida . Ed. errata naturae
El blog de Paco Roda