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Mostrando entradas de enero 7, 2016

Bolaño en la noche

La noche del 8 de enero de 1972, Roberto Bolaño estaba solo y muy fumado en el centro de una selva cetrina, jugosa, movil, y a pesar de los peligros que podían acecharle, se mantenía tranquilo, concentrado, casi obsesionado con una idea, o más bien con una imagen, un breve plano-secuencia ocurrido milenios atrás: la cámara se acerca a Jenócrates, hijo bastardo de Platón y padre castrado de Epicuro, y vemos como en el silencio abrupto del centro de la noche, el filósofo se levanta apurado, probablemente a hacer de vientre, tropieza con una olla, cae, se quiebra el cráneo y muere. A la mierda con  el ειδος y la   διαλετικη, así de fácil, se acabó. Y fundido en negro en la mente del chileno antes de que la secuencia recomience de nuevo, como si hubiera algo que entender en esta historia. Fragmento de la la Agenda 2016, Anoche un libro me salvó la vida . Ed. errata naturae

El fin del Homo sovieticus

  Estoy en la suculenta lectura de una obra que quiere ir al corazón de las tinieblas políticas, a retar a la historia, a ponerla contra las cuerdas, a entender y desentender    lo que ha sido la construcción y deconstrucción   de una nación, un ideal y una cultura y su devenir en una cascada   de miserias. Estoy con la Nóbel 2015, Svetlana Alexievich y su “El fin del Homo sovieticus” (Acantilado) . Hay pasajes en este libro que te llevan a ninguna parte, sobre todo a esa parte en que la nada y también el todo   eran grises y no había olor en los decorados salvo a berza cocida y rábanos avinagrados, quizás como el porvenir instalado en la memoria y en las expectativas de los habitantes de aquella URSS que algunos idealizamos hasta descubrir los sinsabores de un capitalismo bastardo. Este texto de una notable traza roza todos los géneros en un alarde de ingeniería literaria:   ensayo, crónica periodístico, memorias, novela histórica, reportaje, todo. Y todo te lleva una y ot