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Mostrando entradas de mayo 10, 2016

Casa Ortega, de toda la vida

Casa Ortega, Pamplona, calle Mayor, mayo 2016 Uno echa en falta estos escaparates. Esos en los que tu niñez se ve reflejada policromada de  sensaciones. No por echar la mirada hacia atrás en busca de la nostalgia melancólica, que es el principal aliado de la neurosis, sino porque esa mirada hacia atrás te habla de un tiempo más amable. Mucho más. Esta tienda lleva en esa calle muchos años, resistiendo el paso el tiempo, incluso sus dependientes y dependientas mantienen las mismas vestimentas de hace años. Con sus miradas tranquilas, acogedoras y amables. Su lentitud ajena a ordenadores y cajas registradoras. Auténticos apóstoles de la sobriedad y austeridad bien entendida. Apóstoles del decrecimiento acumulado por un saber hacer sin querer ser. Ni más ni menos. Resistiendo el envite voraz de cortesingleses y otras marcas inditexadas,  asesinas de pequeños comerciantes precarizados por una invasión descompuesta. Ortega resiste. Como un baluarte en medio de una calle Mayor que es

Los apóstoles del ¿cambio?

Aquellos dos jóvenes tenían orígenes diferentes aunque decían ser hijos de la misma madre. Uno procedía de la camada de socialistas guapos que apuntalaron la socialdemocracia más bastarda, y el otro se había preparado para asaltar los cielos después de un encuentro con Lenin cuando tenía cinco años. El uno se llamaba Pedro y dijo que sobre aquella piedra, llamada España, escribiría su historia. Pablo, el otro apóstol de la izquierda emergente, dijo que jamás reconocería a un hermano que le había negado tres veces. Y así ha sido. Pedro le ponía tesón, incluso su salmodia pretendía recuperar el tiempo perdido. Pero tenía un grave problema con su mitra socialista. Y es que él no mandaba en su reino. Había barones que le recordaron que las aguas no se dividen por arte de magia. Que hay líneas rojas marcadas a sangre y fuego. Que si no se acordaba. Que qué se pensaba. Y aquellos barones le recordaron que lo de pactar con los arcángeles bastardos de la secesión ni hablar. Ni siquiera