Últimamente solo leo libros de Mariana Enriquez, adicta al terror de alta gama. Así que ayer tuve un sueño extraño. El mundo había expirado hacía unos segundos y una multitud se agolpaba inquieta ante las puertas del Juicio Final. Había gente que acababa de morir en ese instante y se hallaba perdida en aquella inmensidad vacía y sin luz. Otros, sin embargo, llevaban mucho tiempo allí y no sabían distinguir la vigila del sueño. Millones de almas que habían muerto hace millones de años, de repente, despertaron, pues había llegado la hora. Unos se reconocieron al lado de viejos amigos y familiares. A otros les costó recomponerse y ni siquiera se reconocieron a sí mismos. El caso es que una orquesta de miles trompetas rompió la Voz de la oscuridad. Se anunciaba el instante final de la eternidad. Ese relámpago tras el cual ya nada cabe esperar. Solo esa inquietante resurrección que durante milenios había sedado todos los deseos. Todos se pusieron en marcha. Millones de cuerpos no encaja
El blog de Paco Roda