Rajoy no quiere pedir el rescate de esta ruina llamada España. No, no hablo de esa ruina metafísica tan del gusto decimonónico y literario que dio lugar a no pocas novelas sin gusto y desgastadas; sino la real, la que llaga la carne de sus gentes, de las gentes que se suicidan a diario por falta de mínimas seguridades sociales y económicas, la de los hogares con la mala salud que ahora deben pagar por seguir con vida. Los trileros del PP, los hampistas, buhoneros, meapilas santificados, sacamantecas, comisionistas, bancarios enfangados de corrupción al por mayor, subsecretarios de Estado del Malestar, directores generales de la nada, del vacío y ministras analfabetas a las que les cuesta articular una frase coherente de corrido. Inmensa miseria la que recorre este país de pillos, traidores y vendidos al capital alemán. Como lo fueron París y otras ciudades bajo el dominio nazi de la Guerra Mundial. Lo digo alto y claro, nunca me sentí especialmente nacionalista. De nada ni de
El blog de Paco Roda