Hay dos maneras de situarse ante un Estado de excepción encubierto que ha judicializado la vida pública y política hasta la paranoia. Dos opciones para enfrentarse a este nuevo estado punitivo que contempla a la ciudadanía como una mancha oscura de la que sospechar de manera permanente. Una es la de asustarse y denunciarlo exigiendo la vuelta a la imposible normalidad. La otra es aprovechar su imposición para vivir de otra manera, para hacer de cada acto privado una batalla pública, un gesto de resistencia. La primera opción está cargada de miedo y de angustia. La segunda es una apuesta por la libertad donde nuestro cuerpo se puede convertir en un certero proyectil. Clemente Bernal y Carolina Martínez son dos artivistas que han optado por lo segundo. Ellos son dos cineastas ligados profesional y sentimentalmente a la recuperación de la memoria histórica y también editores de Alkibla. Dos artistas incómodos sí, que no participan precisamente de la experimentación en nombre
El blog de Paco Roda