Rajoy fue detenido en la madrugada del 1 de mayo de 2015. La Policía entró en su casa y se lo llevó esposado mientras sonreía con el rictus de un degollado. La acusación era implacable: desfalco, prevaricación y estafa a gran escala. Horas antes, la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, ingresaba en prisión con cara de no haber roto un plato, acusada de tráfico de influencias. Montoro llevaba dos días en la cárcel de Topas tras la huida de Rato, cuya presencia se había detectado en las Islas Caimán. Tres ministros más, acusados de malversación, estaban citados por el juez Ruz para el 3 de mayo. Mientras tanto, en la sede del PP de Génova reinaba un gran ambiente. Más de cien cargos electos celebraban una convención sobre la regeneración de la política. Con la canción Calle sin luz , de M-Clan a todo volumen, todos degustaban canapés y cava catalán a raudales. En medio de la euforia, la ministra Pastor, arengó a los suyos y dijo: “A menudo es necesario llegar al máximo de agotam
El blog de Paco Roda