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Mostrando entradas de marzo, 2013

Copias baratas

Tal vez, Cecilia Giménez, esa anciana de Borja (Zaragoza) que intentó recuperar el Ecce homo pintado en uno de los muros de la iglesia de la Misericordia, se inspiró y animó a ello después de ver esta película. Un paisano suyo restauró, en una ermita aragonesa,  el fresco de La Dolorosa. Y pasó lo que pasó. La Dolorosa, 1934, director, Jean Grémillon, una película con interesantes elementos trágicos, místicos y bastantes surrealistas. 

Filmoteca de Navarra

Ayer llovía, a mares, a charcos, como si el cielo  reventase lleno de furia.  En la Filmoteca de Pamplona, un excelente escenario para degustar buen cine, proyectaron la película La delgada línea roja , del director Terrence Malick. Una película antibélica pero llena de guerra, una inmensa película que me sobrecogió. Una película triste, muy dolorosa y aunque suene raro, profundamente hermosa. La guerra, el poder, la ética, la honra el valor, se consumen en casi tres horas llenas de belleza y dolor. Rodada en Australia, desfilan por sus créditos tipos  Sean Penn, Adrien Brody, James Caviezel, Ben Chaplin, George Clooney, John Cusack, Woody Harrelson, Elias Koteas, Jared Leto, Dash Mihok, John Travolta, Randall Duk Kim y John Savage. Salí del cine y seguía lloviendo pero había paseado por los pasajes más idílicos nunca jamás filmados en una película de guerra.  Y allí había escuchado una frase inmensa: "Yo he visto otro mundo, aunque a veces creo que lo imaginé. Así que salí

¿Qué fué de aquellas colas del paro?

La semana pasada soñé que me quedaba en el paro. Leerse la   reforma feudal del mercado laboral tiene esos efectos secundarios. Así que por la mañana, sin saber si había dejado la alucinación en la almohada o no, me fui angustiado a   la oficina de la Rochapea. Desde el ascensor de Descalzos, la nueva Rochapea se ve roturada a cartabón. Imaginé entonces que también esa oficina habría sufrido similares efectos devastadores. Efectivamente. Me extravié en mi propio laberinto y la encontré muy cambiada. No me aclaraba   si aquello era una oficina de empleo o de desempleo. Por un lado, el Estado se empeña en llamarlas de empleo, pero la gente las conoce como oficinas del paro, lo que demuestra que la gente vive     la realidad pero   el Estado se la inventa. A lo que iba. En aquella oficina reinaba un   silencio que cortaba el aliento. Nadie   protestaba, ni blasfemaba. Allí solo palpitaba la sumisión del vencido por la renuncia envilecedora. Luego eché en falta las colas que en la d

Inocencia secuestrada

En esta mañana luminosa, los arboles urbanos se desperezaban del invierno y ya emitían señales olorosas. Caminaba bajo el narcótico efecto de un café cargado antes de volver al trabajo. A la altura del Museo de Navarra, en esta Pamplona puesta  a dieta por sus dignatarios , oía los acordes desacompasados   de una vieja canción popular vasca entonada por un coro de niños y niñas. NO tenían  más de ocho años. Iban en parejas y en formación. Sus voces, ingenuas, llenaban el hueco de una época triste y sometida. El sol, la luz que reventaba contra el frontispicio del Museo, el eco de esa canción y esa hilera de vida que caminaba de la mano, me provocó un extraño escalofrío de placer. Había comprado hacía dos minutos el periódico del día y en la portada aparecía la foto de una mujer chipriota que enarbolaba una pancarta con el lema ¡ Merkel Kaput ¡. Crucé las dos sensaciones y se produjo un choque que me descargó una rabia contenida. Me dije a mi mismo si no seríamos capaces

Fiesta sin obreros

Hubo un tiempo, en que tal día como hoy, San José Obrero, se celebraba   la exaltación del valor trabajo, de la patriarcalidad, de la veneración masculina del hombre hecho y derecho, del pater familias como conexión intrauterina con la divinidad, de la primacía de padre por encima de todos los demás miembros de la familia. ¿En qué ha quedado todo esto?, en una mera celebración descafeinada del Corte Inglés ensalzando el valor de las corbatas y las fragancias acarameladas que inundan los suplementos dominicales. Y poco más.  Hace años, los obreros tenían fiesta tal día como hoy. Hoy ya no quedan casi obreros pero sobran las días de fiesta. Sobre todo para los millones de desempleados y desempleadas que soportan la tensión de la nada, del lunes, del martes y del miércoles al sol.  Esta película de Elio Petri, La clase obrera va al paraíso (1971)   resuena como un soplo de memoria. De memoria histórica.  ,  http://www.miradas.net/2008/n74/estudio/laclaseobreravaalparaiso.html

Inmunidad contra la renuncia

Hay veces en que a uno se le atraganta la realidad y no hay forma de vomitarla. Escuece y sigue perforando las entrañas, pero no hay manera de digerirla. La realidad, o lo que queda de ella, es tozuda y vuelve cada día la espalda al tiempo. Barcina, la presidenta del Gobierno de Navarra en minoría, ha ganado la partida por los pelos en su propia casa. En UPN. Tenía un partido a cara de perro, y ha ganado. Una vez más. Dicen que el miedo se ha vendido caro por los pueblos de la Ribera navarra. Que las coacciones han sido más brutales  que las tramas de Gran Reserva, esa serie de TV donde la corrupción se hace íntima y familiar hssta el vómito.  Barcina seguirá, en el partido y en el Parlamemto. Uno se pregunta a qué precio. ¿Cual es la  clave de fa, o de do, o de mi, de estas vidas embarradas de tensión? ¿Qué les hace funcionar a ese precio? ¿Qué cosa, animal o persona embarga a esta mujer para seguir tensando el arco de su existencia, con la vida en contra y nada a favor? Y no me

La tierra, de Alexander Dovjenko

Entre la propaganda y la reacción. Cine sovietico. Película en la que se muestra la lucha entre los antiguos propietarios y los jóvenes partidarios de la colectivización de las tierras de Ucrania.

A vueltas con la revuelta

La verdad es que no sé qué   hay de real en todo esto. Porque   la calle ha vuelto a llenarse. Pareciera que recuperase el brillo de antes;   la gente ha vuelto a juntarse, las pancartas se agotan,   la utopía ha resucitado, el desencanto, parece, que pasó a mejor vida, incluso la violencia social ha vuelto a reivindicarse. Hartos de ver como a diario las líneas rojas se sobrepasan hasta dejar un reguero de sangre, de ver cómo la crisis es solo la excusa de la nueva dominación; los movimientos sociales mueven y remueven sus placas tectónicas. Cada día surge un grupo, un colectivo profesional, una asociación, una entidad que moviliza, que convoca, que grita y reivindica, que trata de unir contra esta carnicería sin piedad. La calle está llena de mesas con firmas, gentes   que promueven tal manifiesto, cita, concentración o incluso hay quien resucita   el frente popular para cambiar de régimen.   Y es que pareciera que estamos a punto de la revuelta, del estallido social. Y me pregu

El fascismo manipulador

El testamento del Doctor Mabuse es una película de Lang. Aquí podemos observar una alegoría profética acerca de la formación de los movimientos fascistas manipuladores. Pero Podía ser el Dr. Rajoy, o la Dra. Cospedal u otros muchos falsos doctores encumbrados en la manipulación, la mentira y la perversión pública y privada. 

Nikita Mijalkov

En el libro   Limónov , de Emmanuel  Carrère, uno se lleva múltiples sorpresas. Asiste a una biografía tensada por una lírica poderosa acerca  de un hombre intenso. A veces vomitivo.Un hombre que, a simple vista, como cuando uno contempla un altercado  desde la acera de enfrente,  puede desagradar, repeler, pero que a medida que avanza el relato, llega a resultar inquietante. Porque sus postulados, los de Eduard Limónov, son tan  contradictorios como la rectitud de un estalinista a pie de obra. Eduard Limónov existe. Y vive todavía, no es una invención de Carrère. Desde aquí sugiero su lectura. Porque la historia de la antigua CCCP, aquella de las camisetas de nuestra juventud más radical, se explica sola.    En un momento dado, en la página 323,  se menciona la película Quemado por el sol, de Nikita Mijalkov, de quien el autor señala heredero de la nomenklatura cultural, amigo de disidentes siempre que el contacto con ellos no reporte riesgos y favorecido por todos los regímene

Premio González-Ruano de periodismo

César González-Ruano. Fotografía: Catalá Roca La fundación Mapfre convoca, un año más, el Premio González-Ruano de Periodismo. Lo lleva haciendo desde 1975.  Entre los ganadores destacan autores como Antonio Muñoz Molina (2002), Arturo Pérez Reverte (2003) o el mexicano Carlos Fuentes (2009).  González-Ruano es uno de los personajes que retrata magistralmente Fernando Castillo en su obra " Noche de niebla en el París ocupado, traficantes, espias y mercado negro" , editado por la editorial Fórcola. Quizás -es un suponer ingenuo- quienes se presentan a este Premio no conozcan, de verdad, quien fue González-Ruano. O si lo hacen, les de igual. No tengo nada contra los ganadores. Ni contra quienes se presentan. Me molesta que su nombre, el del Premio,  contaminado de sangre, extorsión, vilezas, engaños, traiciones y muertes, les sea tan indiferente. Les aconsejo que lo descubran en ese libro. En Noche y niebla en e l  París ocupado , se relata la vida más bastarda de

Con el perdón no basta

Cuando hacemos de la ética y el honor bandera pasan estas cosas. Cuando apelamos a la moral, la ajena por supuesto, ocurre lo que ocurre. Cuando nuestra moral está por encima de toda sospecha, la sospecha se convierte en un dardo afilado que penetra suavemente en nuestra intimidad más bastarda. Destrozándola. Cuando son los demás, siempre los demás, los que deben saldar sus cuentas con el presente, incluso con el pasado, blindamos nuestra privacidad contra las inclemencias del tiempo. Aunque tengamos un alma construida con materiales de derribo. Porque son ellos, los calumniadores, los maliciosos, los insidiosos, siempre los otros,   los que deben rendir cuentas ante los demás. Ser éticos y leales. No yo. Ocurre que cierta gente, mucha gente, en este país de bastardos de contrastada   incorrección democrática,   dan lecciones de integridad para pobres. Gentes de misa, comunión, incluso confesión diaria, cuyo doble fondo moral de la bragueta usan como profiláctico an

Portugal

Lisboa, 3 de marzo de 2013 El pasado sábado día 3 de marzo, coincidiendo con el  37 aniversario de los asesinatos de Vitoria-Gazteiz, casi un millón  de lisboetas se echaron a la calle. Los organizadores han dicho que esta manifestación fue mayor que la del 25 de abril de 1974, fecha  de la Revolución de los Claveles. El lema era "Que Se Lixe a Trika" (Que se joda la Troika), una proclama que es,  además, un movimiento popular cuyo propósito es que la ciudadanía tome "el presente y el futuro en sus manos". Hartos de recortes brutales, de cómo el país se desangra sin que el gobierno, como aquí, se preocupe lo más mínimo por el pueblo, como aquí, los lisboetas a eso de las 18,30 de ese día, comenzaron a entonar, junto a la ciudadanía de más de 40 ciudades de Portugal, "Grândola, vila morena", la canción compuesta por José Alfonso y que fue el santo y seña de la Revolución portuguesa, la que acabó con la dictadura salazarista.  Me gustaría encontrar