Ayer se cumplieron diez años del referéndum 1-O por la independencia de Catalunya. Aquel día marcó un antes y un después de la llamada Postransición española. Aquel día la gente no pudo votar como hubiera querido. Pero votó. Con tensiones, emociones, cargas policiales y casi 400 heridos. No se validó el referéndum, pero se confirmó un imparable movimiento secesionista. La gente salió a la calle y se plantó frente a don Mariano y sus cuarteleros. Don Mariano, que nunca movió el músculo de la negociación sino el de la negación, dimitió neurotizado. El 1-O cavó su tumba política. Como la de otros muchos políticos de ambos lados de aquella mediática consulta. Catalunya no pudo demostrar los síes a la Independencia. Para mucha gente no fue determinante. Ya se habían ido tiempo atrás. Así que nueve meses después, el siete de julio de 2018, se proclamó la Independencia catalana tras unas elecciones plebiscitarias en la que los partidos catalanes obtuvieron un amplio apoy
El blog de Paco Roda