No hay excusa que justifique este despropósito. Aunque culpables e intachables busquen la paja en ojo ajeno. Estamos ante un atentado cultural propio de una política venal e irresponsable. Y paga la ciudadanía de Barañain. Y muchas más. Pero esta pandemia lo tapa todo y los hipócritas se refugian en su soberbia. El Auditorio de Barañain se puso en marcha en 2003 tras una agonía de trámites y forcejeos. Desde entonces este espacio que quiso ser referencia cultural de Navarra, no ha levantado cabeza. Ya desde el principio quiso escribir su epitafio. Y es que una vez construido se mantuvo cerrado durante ocho años. Se dijo que no había financiación. Quizás. Pero desde entonces los problemas de titularidad, gestión, financiación, dirección y también laborales, internos y externos lo han convertido en un monstruo amable que se levanta cada mañana para confirmar su defunción. El Auditorio hoy es gestionado por una Fundación cuya presidencia ostenta Navarra Suma. Lo dirige un patrona
El blog de Paco Roda