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Mostrando entradas de septiembre 19, 2016

El Pozo

A cierta edad el tiempo te sopla en el cogote por barlovento. Como una gota helada cabalgando sobre un pentagrama sin sonido. Y sientes que cada instante   está   medido por un   golpe de suerte o de pura casualidad.   Y es que hay días que recelas hasta del espejo, ese que cada mañana te muestra una nueva renuncia.   Ayer mismo supiste de un caso fulminante. Casi sin tiempo para inscribirse en   el calentón anual   de deseos   del nuevo curso.   Y te inquietaste o te pusiste a llorar. Como perjurando contra un tiempo vacío. Yo más bien   diría que te entró el pánico.   Y así anduviste toda la mañana, renqueante, como queriendo encontrar   el   libro de instrucciones para ese desaguisado de tu alma inquieta.   En esas estabas, cuando por la calle te sorprendió un desfile infantil.    No tenían más de cinco años. Caminaban   alegres e inocentes alterando el gris marengo de aquella ciudad otoñal. Te cautivó la mirada de una de ellas. Y vistes en la profundidad de sus ojos el pozo de