Ya no se reprimen, no ocultan sus formas, tampoco amagan los golpes; los devuelven con intereses y además en diferido. Ya ni tan siquiera les importa el formulismo, el protocolo ni el qué dirán. Al revés, alardean de su soberbia envalentonados y pasean con descaro mostrando su peor catadura, la del gangrenado por un poder mal empleado, la del analfabeto presuntuoso, la del retórico de dudosa legitimidad para hablar en nombre de la honradez. Han llegado a un punto de no retorno y no están dispuestos a renegar por ello. Viven encanallados pero disfrutan. Hacen y deshacen leyes escritas tras años de memoria y sangre. Pero les da igual. Por eso Mariano Rajoy ha optado por la pestilencia del despotismo como sustituto de la democracia que desprecia. Los fascistas que nos gobiernan y los que desde las trincheras les alientan y envenenan entienden la política como el manejo de los intereses públicos en provecho de lo privado. Nada más. Por eso engañan, mienten, manipulan. Por eso ya
El blog de Paco Roda