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Mostrando entradas de febrero, 2016

El quejas

Un viejo conocido me espetó amablemente   el otro día que mis columnas   rezumaban amargura. Que escribía como un yonqui de la queja, como si solo leyera a Cioran. ¿Acaso la vida no te ofrece ni siquiera una tregua? ¿ Acaso disfrutas mirando trabajar a los enterradores? Joder, pareciera que chapuceas a diario en un estercolero. Como un diplomático del gemido. Eso me dijo. No supe qué contestarle. De repente me hizo sentir como un experto en decadencias. Pero sinceramente,   no soy un tipo que crea en el porvenir del cianuro. Salvo en contadas ocasiones y si se prescribe con nombres y apellidos. Así que   me dio por pensar en una columna amable. Ahora que los tiempos prometen un paraíso, aunque sea en llamas. Y pensé en escribir una sobre el próximo Congreso de la Vida Buena en Tudela, otra sobre la ultima victoria de Osasuna en Córdoba, quizás una sobre el repunte del turismo en Navarra o el imparable buenrollismo de los políticos harekrishna   de esta   ciudad llamando a la parti

La trampa

Si usted cree que Podemos será el culpable de unas nuevas elecciones por su arrogancia, indolencia y falta de realidad, está en su derecho. Pero sepa que ha caído en una   trampa.   Le pongo el ejemplo de Podemos, pero le puedo poner la “inminente asimilación de Navarra por el nacionalismo vasco”. Lo dijo Savater el sábado en su columna Navarra,   en   El País .             Siguiendo con Podemos. El referéndum en Catalunya es la línea roja que han puesto PSOE, PP y Ciudadanos para negociar cualquier cosa. Si los que fabrican las ideas, esos medios capitalizados por el IBEX 35, dijeran que el referéndum no es estar a favor de la independencia, sino de poder elegir una forma de gobierno, las cosas cambiarían. Ocurre lo mismo con la conquista de Navarra por los cruzados del nacionalismo vasco o el “sectarismo de los programas educativos y lingüísticos” de nuestro gobierno navarro. Es el lenguaje y su manipulación lo que está moviendo las emociones de un lado a otro. Porque las voce

No nos lo creemos

Cuando el lenguaje se convierte en un arma de combate, en una estrategia de dominación donde no se usan  las armas, ni corre  la sangre por tus venas,  ni la guerra te pilla por sorpresa. Cuando el lenguaje es usado como relación de poder, de engaño, de perversión, como un estado lingüístico de excepción. Y la palabra se hace cuerpo y sangre sobre las poblaciones desposeídas incluso del propio relato. Cuando el lenguaje es un hijo bastardo de la corrupción, la mentira y el poder. Cuando el lenguaje se convierte en un divertimento, una excusa, una distración de la vida pública y política, cuando el lenguaje nos culpa, nos entroniza en la individualidad. Cuando el lenguaje es solo una omertá mediática. Este libro va de eso. Párense un par de horas en él.

Drama

Susan Aldworth. Cogito ergo Sum El amor es una agonía permanente. Tal vez por esa razón, Vicente, un anciano de 83 años, cansado de ver sufrir a su esposa en estado terminal   y ausente del mundo, decidió poner fin a una vida vacía de ilusión y de sentido. Manuela padecía Alzheimer,   un extravío de la mente hacia la nada, un trastorno caótico de los sentidos.   Tras asfixiarla, confesó a la policía que “ no podía seguir viéndola sufrir” y, que sólo se arrepentía   de no haber tenido   fuerzas suficientes   para suicidarse a continuación. Y es que cuando uno muere para el mundo,   abandona su noviazgo con la vida. Vicente mató por pasión o por puro amor. Al menos eso es lo que quiero pensar. Tal vez este hombre   estaba convencido de que el alborozo hay que sentirlo con alguien y cuando no tenemos a ese alguien al lado, nos acercamos a las cimas del infierno. La pareja vivía ya   en un cementerio de ilusiones, en las cavernas de la dignidad, allí   donde estallaba a diario l

¿Merece la pena?

A Rajoy el paraíso en llamas le estalló a la altura de la albufera valenciana.   Y es que la marca   PP   más pareciera   un   matarratas mientras   su gobierno se hunde en   una   ciénaga de aguas corrompidas.   Esto apesta. Desde la E inicial, pasando por la ñ   intermedia,   hasta la a final. Apesta como un cadáver sin levantar tras un año ignorado. Porque nada te enerva tanto como comprobar   que vives en un país gobernado por   bastardos aforados de doble moral y triple fondo bancario. Gentes que además alardean de impunidad porque otros funcionarios del infierno han blindado su alma envenenada.   Que han hecho de la codicia una carrera hacia el abismo. Entonces llega un momento en que la reiteración continuada del   mal, de la perversión,   del chanchullo, de   la corrupción y de la mierda en que este puto país se ha convertido, te provoca una arcada que estalla como un apocalipsis enfurecido. Y aunque creas que la sinceridad se ha hecho imposible, piensa

Juan Tallón

Juan Tallón podría ser mi hijo. Pero también podría ser mi padre. De hecho casi lo he adoptado como tal. Dos textos suyos me han tallonizado hasta dudar de mi identidad. Con este tipo me he quitado de encima un falso prejuicio al sospechar de la solidez de ciertos escritores jóvenes. Al menos más jóvenes que yo,   que ni soy escritor ni me lo propongo.   A Tallón lo descubrí con un primer libro titulado “Libros peligrosos”. Uno empieza a leerlo y ya no para. Como una carrera enloquecida hasta las seis de mañana sin dormir. Una sucesión encadenada de recomendaciones que rompen con la crítica literaria al uso. Es como si Tallón se hubiera comido los textos una tarde tras salirse del cine y los hubiera vomitado convertidos en sensaciones a pie de obra. Y luego el tipo te obsequia con frases que te dejan seco, como si esas frases fueran vomitonas rescatadas tras una resaca monumental. Por cierto, en esos “Libros peligrosos” uno echa en falta a Curcio Malaparte y   “La piel”. Tallón