Ir al contenido principal

Drama


Susan Aldworth. Cogito ergo Sum

El amor es una agonía permanente. Tal vez por esa razón, Vicente, un anciano de 83 años, cansado de ver sufrir a su esposa en estado terminal  y ausente del mundo, decidió poner fin a una vida vacía de ilusión y de sentido. Manuela padecía Alzheimer,  un extravío de la mente hacia la nada, un trastorno caótico de los sentidos.  Tras asfixiarla, confesó a la policía que “ no podía seguir viéndola sufrir” y, que sólo se arrepentía  de no haber tenido  fuerzas suficientes  para suicidarse a continuación. Y es que cuando uno muere para el mundo,  abandona su noviazgo con la vida.

Vicente mató por pasión o por puro amor. Al menos eso es lo que quiero pensar. Tal vez este hombre  estaba convencido de que el alborozo hay que sentirlo con alguien y cuando no tenemos a ese alguien al lado, nos acercamos a las cimas del infierno. La pareja vivía ya  en un cementerio de ilusiones, en las cavernas de la dignidad, allí  donde estallaba a diario la muerte. Vicente contemplaba en los ojos de su esposa el destrozo que producía la agonía, el mortal torbellino de una enfermedad que día a día rompía el frágil puente que unía su vida con Manuela. Este hombre debió pensar que ningún dios ni demonio podía condenar su acto porque lo único que quiso fue paliar las convulsiones de un cuerpo ofrendado a la aniquilación.

Y es que Manuela ya no podía ni con su cuerpo ni con su alma. Hacia años que la habían abandonado.  Su familia quería ingresarla en una residencia, en uno de esos espacios neutrales donde la luz apaga definitivamente la mirada cansada de los viejos. Vicente nunca quiso separase de quien fue  bálsamo de sus horas más amargas. Por eso, después del parricidio, Vicente aspiró la última lágrima de su amada, transparente e infinita. Y se  quedó dormido, interpretando la melodía oculta del dolor. A continuación, se entregó a la policía pensando que, basta con sufrir amargamente para comprender la mortificante imposibilidad de vivir. 

Posdata: Este artículo se publicó en abril de 2002, en Diario de Noticias de Navarra. El Alzheimer debería ser declarada una enfermedad prioritaria entre la agenda pública y política del Estado. Pero no lo es, porque siendo una tortura para las familias es también un negocio farmacéutico. Según un informe publicado en 2010 por la organización Alzheimer´ Disease International, 35 millones de personas están afectadas por esta enfermedad. En 2060 se prevén 66 millones. En Francia en 2010 los gastos médico- sociales generados por esta enfermedad ascendieron a 10.000 millones de euros.   Para el año 2020 se prevén unos 20.000 millones de euros. Detrás de todo ello está la gran industria farmacéutica que, de  momento, no ha logrado avances sustanciales. Y lo que sí está claro es la gran coalición entre los negocios y la investigación. Porque las políticas públicas, de momento, están privilegiando el apoyo a la industria farmacéutica frente a la investigación generando una dependencia de esta con respecto a las grandes  farmacéuticas y sus intereses.





Comentarios

Entradas populares de este blog

El circo de Lodosa

Hay muertos que no buscan a sus asesinos. Ni siquiera se buscan a sí mismos. Solo quieren saber si queda alguien que les eche en falta. Porque hay muertos que no son de nadie. Son los más amargos. Porque siguen sin morir del todo. Ocurrió en Lodosa. En La Plazuela. Eran la seis de la tarde del 18 de julio de 1936. La plaza olía a circo. Pero también a sangre y a moscas. Algunos ya sabían que el futuro se acababa allí. A esa hora. Otros prefirieron buscar dónde matar el calor de una tarde sangrienta. Y allí estaba el circo para sonreírle a un verano bastardo: el Circo Anastasini. Un circo procedente de Ceuta regentado por un italiano, Aristide Anastasini. En el circo había un elefante viejo y caballos y payasos,   y una niña amazona llamada Joana que cabalgaba un corcel blanco que giraba alrededor de un destino negro. Y había moros y negros y malabaristas de Madrid y payasos italianos y magos y funambulistas franceses del protectorado español de Marruecos. Cincuenta enamorados de

Mario Gaviria, de trago largo y coito corto

Mario en 1998 un café de Madrid, con 60 años. Foto: Miguel Gener Quizás, para mucha gente, Mario Gaviria, fue un desconocido. Ese ribero de Cortes, sociólogo para mas señas y arquero del primer ecologismo navarro, falleció el pasado sábado a punto de llegar a los 80. Él cumplió con aquello de no ser profeta en su tierra. Quizás no supo tomar las precauciones necesarias para ser un mal comprendido. Y es que mientras el viejo régimen de UPN gobernó esta Comunidad, este alumno de Henry Lefevre, antiguo consultor de las Naciones Unidas en África, autor de 40 libros y Premio Nacional de Medio Ambiente en 2005, fue sistemáticamente invisibilizado. Quizás por eso miró a Zaragoza, donde trabajó intensamente en proyectos urbanísticos y medioambientales como la traída del agua del Pirineo para abastecer la ciudad o el diseño del barrio de viviendas sociales y ecológicas del Parque Goya. Mientras tanto,   aquí se le negaba el reconocimiento que él nunca buscó. Hasta que en 2006, el Colegio d

Miquel Marti i Pol

Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán.  Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por   su dramática   soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana.   Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Roda de Ter pero que t