Lo peor de las guerras es que te acostumbres a ellas. A la alta velocidad de su esquizofrenia. Algo de esto sentí al coger móvil. De pronto se abrieron varias de ventanas que mostraban publicidad, el precio de un audífono, unas “tablets” a precio de sandalias, un chocolate que arrasa y no engorda, un crecepelo instantáneo. Sigo jugando con el dedo sobre la pantalla y, como si formara parte del mismo entretenimiento, aparecen fotos del bombardeo de Gaza y varios muertos recostados sobre la rueda de una ambulancia y un padre con su hija en brazos envuelta en sangre y ceniza y un abuelo besando la frente de su nieto muerto y dos mujeres heridas sosteniendo a sus hijas inertes y edificios agujereados como un queso gruyere y coches reventados con gente cristalizada dentro y animales vacíos y el olor a acetona, que es a lo que huele tanta muerte. Y me paro. Y me pregunto por qué estoy viendo esas imágenes convertidas en consumo de muerte y dolor ajeno, homogeneizadas, serializadas medi
El blog de Paco Roda