Oigo a Iglesias o a Errejón y, qué quieren que les diga, me cansan. Hilvanan tanto sus argumentos, los retuercen con tanta explosividad argumental, que ya no se si quieren seguir asaltando los cielos o huir del fuego cruzado de la realidad. Sus ejercicios de retórica son muy acústicos. Porque están compuestos para refutarse con brillantez sonora. Hasta ahí todo bien. Pero llega un momento en que esa inflación argumental se desparrama por el vacío. Por la nada inocua. Les oyes y desconectas porque sabes de antemano que nada nuevo va a ocurrir tras ese cruce de megalómanas disquisiciones que se han ido alejando de las vidas reales de la gente. Porque esas gentes a las que ambos aluden no esperaban esta rehabilitación general de las herejías. Solo creyeron que Podemos podía redimir su desactivada manera de soportar esta perra vida. Que qué ha pasado en Podemos para llegar a esto. Hay gente en Podemos que lo sabe. Porque no andan escasos de cerebros. El problema
El blog de Paco Roda