En aquel solar aún resuenan las proclamas de una clase obrera que se sintió imbatible. Allí se troquelaron sindicalistas de raza, obreras de acero y proletarios que creyeron posible cambiar el mundo. Allí se levantaron las barricadas de una época que hizo de Navarra una cantera de utopías. Pero hoy, en la vieja fábrica de Súper Ser se escuchan otros latidos. Allí reposan, poca gente lo sabe, los vestigios más antiguos de nuestra prehistoria. Miles de objetos recuperados de entre los agujeros de la historia juegan al escondite con el tiempo: utensilios de caza, adornos, vestidos, lanzas, collares, anillos, tumbas, estelas, mosaicos, abalorios, arcos, flechas, monedas, dientes, herramientas de sílex, miliarios, esqueletos y hasta las almas de nuestros ancestros pululan por este almacén que, desde 1996 se conoce como los fondos de Arqueología de Navarra. Y están ahí, donde Ikea, esa multinacional del bricolaje estético low cost , quiere instalarse. Eso se dice. Si así fuera, esos
El blog de Paco Roda