La irrupción de Podemos en la escena política, en la vida cotidiana, en las tertulias y hasta en las reuniones de vecinos, es un acontecimiento político porque recupera la política como escenario de transformación social. No es, como se empeña el PP, el socialismo refundado, el discurso hegemónico y hasta cierta parte de la izquierda, un estado de ánimo de la gente. Como si ese estado de ánimo fuera más bien propio de un calentón emocional, de un subidón de exaltación de la amistad proletaria redescubierta por obra y gracia de un profeta iluminado. Como si ese estado de cabreo no fuera social, no fuera político y por tanto público; vamos, algo pasajero, como si de una gripe política se tratara. La derecha mediática, y buena parte de la izquierda amenazada, insisten en identificar al fenómeno Podemos con nuevas formas de populismo o de mesianismo visionario. El otro día hasta la presidenta andaluza, del PSOE, Susana Díaz, llegó a decir que Podemos ni siquiera es de izquierdas
El blog de Paco Roda