El otro día leí una propuesta ciudadana de esas que cuesta entender. Se trata de una proposición para que el txupinazo de 2018 sea lanzado por alguien anónimo que represente a las víctimas de la violencia sexista. Y creo en la buena intención emocional de la proposición. Pero hay veces que las buenas intenciones esconden graves contradicciones y no pocos retornos indeseados. Y esta es una de ellas. Quiero pensar que quien propone esto parte de que esta ciudad debe reparar a las víctimas ofreciéndoles la toma de uno de los espacios más simbólicos y más sagrados de la ciudad, el altar de la liberación anual, el lugar icónico, la máxima altura de la sacralización festiva. Y se ofrece ese espacio a las víctimas como el lugar de la redención ante la afrenta. Que las víctimas de violencia machista salgan al balcón de esta ciudad para inaugurar una fiesta que es corresponsable de su drama me parece una seria contradicción. Que a esas víctimas se les ofrezca la posibilidad d
El blog de Paco Roda