Esta es una novela, -El Deber- que arranca despacio pero te sube a la montaña rusa en sesenta páginas. Cuando menos te das cuenta, estás metido en la mente de su personaje central. Y ya no podrás salir de de él. Sientes como él, te identificas con él, sabes qué va hacer, porque tu harías lo mismo, y tienes el mismo miedo que él. Porque la vida, su vida, en el caso de vivirla, de haberla vivido así, la habrías resuelto de la misma manera. Esta es la vida de un hombre cortado por la integridad y la eficacia como principios vitales. Pero también la de un hombre que huye de si mismo para encontrarse a sí mismo al final de la novela.
El Deber ocurre en Praga, en 1939. Los alemanes invaden la antigua Checoslovaquia y el colaboracionismo de su régimen hace tambalear los cimientos de un mundo ordenado y coherente como el de Josef Rada, nuestro protagonista, un funcionario de los ferrocarriles que ve como su vida se interrumpe cuando los nazis secuestran a su hijo. El deber de este hombre honrado y firme es proteger a su familia de un destino que barrunta, el deber para él, es ser fiel a su trabajo, a sus jefes, a la norma que ha dado sentido a su vida. Es la rectitud de un hombre honrado. Pero ese deber se convierte en paralizante y burgués (individualizado) en la medida que se utiliza -inconscientemente- como elemento de protección, como excusa inmovilizadora contra el nazi invasor. Sus compañeros checos le dirán que por encima del deber de proteger a la familia -y seguir siendo honrado y honesto en su trabajo- está el deber de frenar a los nazis generando una resistencia activa que impida la total invasión. Es entonces cuando el deber de este hombre gira, y con él gira el mundo, para convertirse en arma de combate. Y utiliza su deber -desde su puesto de trabajo, de confianza- como herramienta al servicio de una resistencia que provocará enormes complicaciones al ejercito nazi.
El Deber es el resultado de una evolución, la de un hombre al servicio de sí mismo, de sus convicciones personales y familiares, para convertirse en un hombre al servicio de una causa. Y para ello asume que los riesgos de este paso le llevarán a una muerte segura. Pero la activación de ese deber personal, de esa nueva puesta en escena, mitigará todos daños venideros. Y también servirá para vengar la muerte del hijo secuestrado, principal activo movilizador del nuevo deber.
Un magistral texto que, además, proporciona abundante narrativa histórica del proceso que generó la implantación del régimen nacionalsocialista en Praga, que a partir de 1933 se convirtió en lugar de acogida de numerosos exiliados procedentes del Reich alemán y de Austria.
http://www.editorialperiferica.com/?s=autores&aut=96
He escrito un articulo en francés sobre El deber. Menuda vergüenza ver que los franceses ni siquiera han traducido al Deber, obra mayor.
ResponderEliminarVeo ahora su comentario después de casi dos años. Perdón por no responder.....a tiempo. Un fuerte abrazo y, a ver si los franceses lo traducen. Saludos
ResponderEliminarPaco Roda