A ti Jusapol, con identificación 567L4TR4W. Me dirijo con miedo, a sabiendas que registrarás mi nombre entre los agresores que ahora atentan contra tu seguridad. Ibas en la manifestación contra la reforma de la Ley Mordaza celebrada en la ciudad-Estado de Madrid. Alegas en tu descargo neutralidad profesional pero a tu lado iba un voxfascista declarado, un tipo empeñado en borrar cualquier vestigio de memoria histórica que no sea la suya. También vi a un tal Casado, un tipo capaz de gritar: “ todo el partido con los policías” pero incapaz de gritar: “todo el partido con los trabajadores”. Te acompañaba también un ejército de neofascistas cuyo sueldo y uniforme se paga con el esfuerzo de los obreros que semanas atrás reprimisteis con saña en Cádiz. Y me pregunto, qué coño tienes en los pliegues de tu cerebro cuando el otro día te vi apalear, también en Cádiz, a un hombre de 70 años indefenso que solo pedía trabajo para sus hijos, como harías tu, supongo. Y me pregunto si son estos los delincuentes de los que te quieres proteger, estos cuya peligrosidad se apellida desempleo, paro, pobreza y la mierda de vida que llevan . Por cierto, no se si sabrás, pero allí mismo, en Cádiz, un compañero tuyo lanzaba pelotas de goma rotuladas con la palabra: España. ¡No me jodas Jusapol¡ No me digas que ahora la Ley Mordaza ha cambiado de bando y de víctimas. Esa ley que hoy te permite cachearme preventivamente y hacerme pasar seis horas en comisaria por no enseñarte el DNI mientras tu me grabas pero yo no puedo grabarte a ti; me trates como me trates. Porque lo que tu digas va a misa. Y me dices que si se derogan partes de esta ley no podrás utilizar tu armamento “de protección” frente a un aumento de inseguridad ciudadana. Eso suena a democracia desregulada. Sabes que te digo Jusapol, que la hipocresía es la parte más cutre del cinismo.
Foto: Chris Steele-Perkins/Magnum/
Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán. Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por su dramática soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana. Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Rod...
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