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Mostrando entradas de enero, 2013

Tan lejos, tan cerca

El 30 de enero de 1933 el presidente Hindenburg nombró a Hitler canciller de Alemania. El viejo dirigente no pudo aguantar más lo que las urnas habían decidido el año anterior.  Y todo en medio de una grave crisis económica que había arrancado en 1929. Fueron suficientes seis meses  para destrozar la  obra de la República de Weimar. La prensa española del momento se expresaba así: El Debate , representante de la derecha católica decía “la conducta de los nazis, su organización belicosa, revelan un espíritu que no podemos aprobar, aún cuando en muchos aspectos sea explicable ”(23.2.1933), Por su parte El Socialista , semanario fundado   en 1886 en el seno del Partido Socialista Obrero Español,    trató en los primeros momentos de justificar el dudoso comportamiento de los socialistas germanos frente al nazismo. Esto es lo que se comentaba:             “Quienes ante las elecciones de marzo aconsejaron a los obreros que votaran libremente, interrumpiendo la consigna histórica

El país del carnaval

Ahora, en tiempo de carnaval, Jorge Amado vuelve a hacerse imprescindible. El pasado año, pasó sin pena ni gloria para él. Había nacido en 1912, en Itabuna, Bahía (Brasil) y muerto en Salvador de Bahía en 2001, pero su centenario apenas concitó la pasión que él le puso a la vida. Fue un tipo intenso, vividor, militante del partido comunista brasileño, abogado y diputado en 1945. Vivió cárcel y exilio pero también desengaños. Abandono el partido en los años sesenta pero nunca olvidó dónde había nacido y para qué. Leer su obra es más que recorrer un país, más que una región, Bahía,  o más que reconocer a sus paisanos en plena bacanal de caipirinhas, playas o carnavales. Voy a leer, de nuevo, El país del carnaval . Porque este país va camino de ser  un carnaval perpetuo que sus políticos construyen  cada día. 

Memoria doliente

Hoy no es un día cualquiera. No es un día cualquiera para cualquier judío con memoria. Para cualquiera que recuerde. Y para quien no recuerde pero quiera recordar. No es un día cualquiera. Porque cualquiera no puede pasar por alto este día. Aunque a veces, los días sean un día cualquiera. Tal día como hoy de 1945, el Ejercito Soviético liberó a los presos del campo de concentración de Auschwitz . Ese día no fue un día cualquiera para miles de judíos.             Imre Kertész y Primo Levi, posiblemente sean los referentes vitales de la literatura del holocausto. Pero hay más. Ni más ni menos fuertes, ni más ni menos víctimas del horror. Personalmente llegué a interesarme por el Holocausto con una obra de Jan Karski (1914-2000) Historia de un Estado clandestino , donde se narra la misión del autor como correo entre el gobierno polaco en   el exilio y la resistencia interior.   No menos me conmovió la obra de Jean Améry , seudónimo de Hans Mayer, Más allá de la culpa

Efemérides nazis

Se que abundan las  noticias sobre el Holocausto. Y que hay tendencias de opinión -por supuesto ideologizadas-  que insisten en callar de una vez por todas ese gran hueco y silencio del mundo. Otras tendencias de opinión insisten en reconocer otros genocidios y en evidenciarlos. ¿Sobra hablar de Auschwitz para hablar más de Armenia? No, porque  ese  genocidio llevado a cabo en 1915 en el que los turcos ejecutaron  y exterminaron a millón y medio de armenios exige también, como el holocausto español de 1936 al 1939, más presencia.  Por eso creo  que se puede y se debe seguir insistiendo en ello. Busquen  por la red a un tal Clemente Bernad, busquen su obra "Desvelados", y entonces el silencio definitivamente reinará sobre nuestras dudas. Hoy, 26 de enero, se cumplen 30 años de la detención en Bolivia de Klaus Barbie, más conocido como "El Carnicero de Lyon" por los crueles y sangrientos crímenes y asesinatos  que cometió como funcionario nazi. Y es que  Kla

Así habla el poder, ni más ni menos...

A los trabajadores del metro de Atenas, después de nueve días de paro y movilizaciones, les han amenazado con ser detenidos o encarcelados si siguen insistiendo en su protesta. Ni derechos de huelga, ni de manifestación, ni protección de sus salarios,  ni de su dignidad como trabajadores esquilmados. Se acabó. Esto es lo que hay. Hasta aquí hemos llegado. Líneas rojas traspasadas. Sí. ¿Y qué? Nada. El vacío, el silencio, la inevitabilidad del presente, su tiranía.  Solo el rostro del poder venido arriba en banderillas. Ni ideas, ni estrategias, ni expectativas, ni esperanzas, ni ciclos históricos que expliquen lo que pasa, ni ajustes, ni reajustes. Nada, solo la desolación de poder en su máxima expresión. La ley, los derechos, las constituciones son solo papel de baño, inservibles ante tamaña agresión. Solo queda el ejercicio del poder en estado puro. Ante ello, solo una chispa que nos movilice en la misma dirección. Como hace años, como siempre, como la historia nos ha enseñado. Y

Leer en medio del caos

En cierta ocasión, Manuel Vicent, en su columna dominical de El País, en esa que sin renunciar a la lírica, escupe dosis de bellaca realidad   embellecida, llegó a decir que esta situación, la que nos toca vivir, a unos más que a otros, no podía ser por más tiempo descrita. Porque ya no cabían las palabras. Porque todo, o casi todo   está dicho. Y que ante eso solo cabía renombrar el mundo apelando a la literatura. No para sucumbir al engaño, ni para la autoreclusión preventiva de los iconoclastas del desengaño, tampoco como adictivo paralizante, ni utilizada como   dosis de arsénico balsámico. NI siquiera como aguardiente intelectual o pasatiempo ante el nihilismo político reinante. Solo como manera de reentender y de nombrar lo que ocurre. Porque la realidad vendida, traficada, secuestrada, despolitizada y bastardeada, está vacía. Se han empeñado, alguien, de que se vacíe. Suena, sí, pero está vacía. Por eso no somos capaces, no de entenderla, sino de encontrar los

¿A qué jugamos?

¿Donde está este personaje en este momento? ¿Qué le están enseñando? ¿No se da cuenta que el gatillo le cuelga a la altura del crucifijo? Quisiera saber qué hace, por qué está jugando con este cacharro de matar y no con la justicia social, ese concepto  que tanta sospecha despierta en su boca. Dónde están los jefes de este personaje ahora, en este instante supremo de verdades como puños, cuando once millones de pobres españoles empañan su florido y empalagoso discurso oficial

¿El mito de la France Résistante?

El ultimo número de la revista  LETRAS LIBRES,  (enero 2013) dedica un dossier  al Holocausto. Se incluyen varios artículos entre los que destacan, un análisis de Timothy Snyder sobre "Hitler y la lógica del Holocausto y uno especialmente interesante en que se aborda el "mito de la France Résistante" de Andrea Martínez Baracs, donde expone, o desmonta el mito de la Resistencia. Viene a decir, más o menos, que los intelectuales franceses y "apegados" que se autotitularon o etiquetaron como  comprometidos con la Resistencia, quizá no lo fueron tanto. O al menos ocultaron parte de su actuación. Así, en el artículo se dice que: "Entre 1940 y 1944, pese a la ocupación nazi, florecieron en París la pintura, el teatro, la literatura y hasta los cabarets. Sartre daba clases en sustitución de un judío deportado y  Picasso recibía oficiales nazis en su estudio". Con ello la autora, al hilo de una reflexión sobre el libro de Alan Riding, Y siguió la fiesta.

La memoria traicionera

Tal vez. Solo tal vez, se pueda entender por qué quedan restos, maneras, tics, valores, miradas, formas, secuelas o intereses, particulares o públicos,  en el sustrato social y político  de  esta Comunidad, llamada en 1937 de los conquistadores del Norte.

Portugal, del fado al enfado

Portugal, el país del fado y del enfado, de la emigración y la migración explosiva, de la expoliación, de la explotación incesante, de la mentira, la infamia, el desarraigo, la corrupción y la venta de sus habitantes al por mayor. Me encuentro, por casualidad,  con una joya de esas que no sabes cómo surgen de la nada. O cómo llegan a tus manos y por qué.   La memoria y el fuego , Portugal, la cara oculta de Eurolandia, de Jorge Valadas (Ed. Pepitas de calabaza)  La crítica social radical no es abundante en Portugal. Pero este texto encontrado de soslayo es una excepción. Jorge Valadas, nacido en 1945 en Lisboa y electricista de profesión,  se exilió a París y allí vivió el mayo del 68 junto a las corrientes antiautoritarias. Nunca ha querido hacer de la escritura su sustento. Dice que para no perder radicalidad e independencia. Me apunto.  Ha publicado diversos ensayos sobre China, EE.UU y Portrugal. Firma con el seudónimo de Charles Reeve, en homenaje a un militante sindica

El Grito que no se oye

Sí, pareciera que este es un país,  como  hoy mismo dice en El otro País,  Santiago Sierra "con las cunetas llenas de olvidados y las calles llenas de intocables". Me ha gustado esa frase que resume el estado del Estado. Un Estado en bancarrota moral. Nada más que decir, salvo que el nivel de intensidad mediática de denuncia está subiendo. Leo cosas, en medios tan poco rebeldes, como El País, que te dejan vibrando, cosas y frases, y palabras y críticas inauditas, no por irreales, sino  precisamente por  todo lo contrario, por la brutalidad que contiene su realidad. Como la entrevista a Santiago Sierra. Quizá hace tres años impublicable. Pero el nivel de suciedad y lodo político es tan elevado que resulta imposible ocultarlo. Así que lo mejor es hacer negocio. Quien sabe. Si normalizamos la banalización de la corrupción a base de nombrarla pero no combatirla, ésta será asumida como parte de la vida cotidiana, un elemento de consumo más que nos enerva y poco má

La mecha y el poema

                                   Cada día que pasa uno siente que no puede ser peor, que más allá de estos límites imprecisos entre el miedo y el desasosiego, solo queda la revuelta que no llega, porque la sedición interna está ya saciada de descontentos. Pero uno mira más allá de sus límites más inmediatos y se avergüenza del tedio reinante revestido de compasión y hasta de la nueva piedad solidaria. La vida, las vidas empeoran sin pedir permiso, las biografías cortocircuitadas enferman   y   se desplazan plomizas   cabizbajo por la calle. Los relatos entristecen   y se someten   a la más brutal resignación, se doblegan al inmerecimiento de unos guardianes del Estado en estado de corrupción permanente. Cada día la vida se retuerce más y más. Por sus aristas más finas, por sus demarcaciones menos   consistentes.   Como si una penitencia imprecisa pero cortante nos seccionara  las venas de cada grito sangrante.  Las familias, la ciudadanía y las personas ya no son las mismas. No

Los miserables

Los miserables . Vi la película. No hice caso a ninguna crítica. No me dejé llevar por los comentarios, ni a favor ni en contra.  Me guió el guión de la novela leída hace años. Y no me defraudó. Al margen de su fidelidad o adaptación al texto original. No era lo importante. Sentí escalofríos, rabia, pasión, alegría, emoción. Un todo en uno que me anegó, en ocasiones los ojos. Sentí cuánto habíamos perdido y me revolví en la butaca. De pena y de rabia. Sentí que ya eramos de otro tiempo y que aquello que estaba contemplando estaba definitivamente enterrado. No obstante, la gente permanecía en un silencio sepulcral, como atada de pies y manos ante  una pasión imposible de detener y que pasaba de largo. Por allí crujían los sueños rotos, la justicia bastarda, la sublevación deseable, el honor, la fuerza, el amor imposible, la pulsión, la voluntad, el empeño, la fidelidad, el sacrificio, la solidaridad a borbotones, la fraternidad olvidada, la redención y la supervivencia a raudales.