Hoy
no es un día cualquiera. No es un día cualquiera para cualquier judío con
memoria. Para cualquiera que recuerde. Y para quien no recuerde pero quiera
recordar. No es un día cualquiera. Porque cualquiera no puede pasar por alto
este día. Aunque a veces, los días sean un día cualquiera. Tal día como hoy de
1945, el Ejercito Soviético liberó a los presos del campo de concentración de Auschwitz. Ese
día no fue un día cualquiera para miles de judíos.
Imre Kertész y Primo Levi,
posiblemente sean los referentes vitales de la literatura del holocausto. Pero
hay más. Ni más ni menos fuertes, ni más ni menos víctimas del horror.
Personalmente llegué a interesarme por el Holocausto con una obra de Jan Karski
(1914-2000) Historia de un Estado
clandestino, donde se narra la misión del autor como correo entre el
gobierno polaco en el exilio y la
resistencia interior. No menos me
conmovió la obra de Jean Améry , seudónimo de Hans Mayer, Más allá de la culpa y la expiación, Tentativas de superación de una
víctima de la violencia. Pero también los impresionantes diarios de Victor
Klemperer: Quiero dar testimonio hasta el final. Leer sobre el Holocausto,
sobre su inmensa desolación, sobre la monstruosidad de la tragedia no cansa,
quizá te provoque definitivamente para no acabar nunca de entender porqué ocurrió.
Pese a que se escriban millones de letras muertas sobra la memoria de seis
millones de judíos.
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