El fascismo ha vuelto. Quizá no se fue nunca. A lo sumo se fueron para afilar los cuchillos. Están aquí. En el congreso y en el senado español, en los parlamentos autonómicos, en los ayuntamientos, en las grandes corporaciones, en la bolsa y en la calle, cruzándose con usted. Es la derecha del PP y quienes les jalean. Están en los medios, en la TVE1, en Intereconomía, en La Razón, en El Mundo, en la COPE. Están aquí y pareciera que están para quedarse hasta la eternidad de los tiempos o hasta que digamos basta. Han ganado, sí, pero eso nos les blinda para hacer de su capa un sallo y de la democracia un prostíbulo. Y mientras la gente decente vive desconcertada ante este canibalismo social que nos gobierna, muchos de ellos, gente canalla, ignorante, sin escrúpulos o negligentes del verbo y la palabra, se pasean envalentonados. Ellos, esa clase de vividores por cuenta ajena, ha hecho de la política una ciénaga apestosa y han convertido la indecencia en norma y