Ir al contenido principal

Hablar de lo mismo




Entre quienes me soportan cada lunes, hay gente que me tilda de canso. Lo sé. Uno tiene dificultades para disociarse de la realidad. Otros han preferido convertirla en una ficción indolora. Y sé que la crisis molesta, incomoda; que es letal para el carácter. Que agota las neuronas incapaces ya de liberar alternativas y que por reiterativa y persistente, nos vacía de endorfinas. Porque aburre su obsesivo carácter neurótico de tintes apocalípticos. Lo sé. Por eso hay gente que ya reniega de la crisis. Que la maldice como realidad, objeto de reflexión o simple excusa para la tertulia. Porque lo que quiere esbuenrollismo positivo, ese que no crea anticuerpos. A esa gente cansada de soportar la crisis sin padecerla les aconsejo el libro del filósofo coreano Byung-Chul Han, La sociedad del cansancio, un lugar donde las enfermedades ya no son bacteriales -superadas por el avance inmunológico-, sino neuronales. Y es que así como la sociedad disciplinaria foucaultiana producía criminales y locos, la sociedad del rendimiento que ha acuñado el eslogan Yes We Can produce individuos agotados, fracasados y depresivos. Gentes que -les puedo entender- no quieren acumular más cansancios en sus vidas. Porque nada hay más insoportable que el reiterado deseo de revolcarse en el fango. Aun a sabiendas que éste es insufrible y persistente. Aun a sabiendas que los verdugos no descansan y ya preparan nuevas guillotinas. Por eso, ciertos públicos prefieren una dialéctica de la positividad terapéutica. De esto debió contagiarse Icíar Bollain cuando diseñó el spot navideño de Campofrío. En este anuncio, la marca choricera convierte una patria devastada en un campo de girasoles. En el anuncio, unos cuantos famosos nos alientan a la deserción española. Cansados de ser españoles, de sus crisis, sus políticos, sus instituciones y sus desguaces sociales, nos incitan a cambiar de pasaporte. Pero en falso. Porque no hay salida airosa. No se puede cambiar ni el carácter ni el destino. Ni cambiar de frontera así como así porque estamos apegados a la marca España de por vida. Así que nada mejor que recordar qué somos y a qué precio. Todo es soportable en este lodazal español si compensamos el paro, los recortes, los suicidios, la corrupción, la devastación social y hasta la regresión legislativa a tiempos franquistas con un par de butifarras y una pandereta. Campofrío nos recuerda así que en este matadero cruzarse de brazos o sacar la espada, son gestos igualmente inútiles. Cansados sí, pero contentos. Y yo he vuelto a hablar de lo mismo. Urte berri on.
http://www.noticiasdenavarra.com/2013/12/30/sociedad/hablar-de-lo-mismo

Comentarios

Entradas populares de este blog

El circo de Lodosa

Hay muertos que no buscan a sus asesinos. Ni siquiera se buscan a sí mismos. Solo quieren saber si queda alguien que les eche en falta. Porque hay muertos que no son de nadie. Son los más amargos. Porque siguen sin morir del todo. Ocurrió en Lodosa. En La Plazuela. Eran la seis de la tarde del 18 de julio de 1936. La plaza olía a circo. Pero también a sangre y a moscas. Algunos ya sabían que el futuro se acababa allí. A esa hora. Otros prefirieron buscar dónde matar el calor de una tarde sangrienta. Y allí estaba el circo para sonreírle a un verano bastardo: el Circo Anastasini. Un circo procedente de Ceuta regentado por un italiano, Aristide Anastasini. En el circo había un elefante viejo y caballos y payasos,   y una niña amazona llamada Joana que cabalgaba un corcel blanco que giraba alrededor de un destino negro. Y había moros y negros y malabaristas de Madrid y payasos italianos y magos y funambulistas franceses del protectorado español de Marruecos. Cincuenta enamorados de

Mario Gaviria, de trago largo y coito corto

Mario en 1998 un café de Madrid, con 60 años. Foto: Miguel Gener Quizás, para mucha gente, Mario Gaviria, fue un desconocido. Ese ribero de Cortes, sociólogo para mas señas y arquero del primer ecologismo navarro, falleció el pasado sábado a punto de llegar a los 80. Él cumplió con aquello de no ser profeta en su tierra. Quizás no supo tomar las precauciones necesarias para ser un mal comprendido. Y es que mientras el viejo régimen de UPN gobernó esta Comunidad, este alumno de Henry Lefevre, antiguo consultor de las Naciones Unidas en África, autor de 40 libros y Premio Nacional de Medio Ambiente en 2005, fue sistemáticamente invisibilizado. Quizás por eso miró a Zaragoza, donde trabajó intensamente en proyectos urbanísticos y medioambientales como la traída del agua del Pirineo para abastecer la ciudad o el diseño del barrio de viviendas sociales y ecológicas del Parque Goya. Mientras tanto,   aquí se le negaba el reconocimiento que él nunca buscó. Hasta que en 2006, el Colegio d

Miquel Marti i Pol

Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán.  Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por   su dramática   soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana.   Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Roda de Ter pero que t