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Campofrío: vivir en el abismo y reirse de sí mismo



Campofrío, la marca choricera  española convierte una  patria devastada en un campo de girasoles. Con su campaña navideña "hazte extranjero",  Campofrío convierte las emociones y  el  carácter español ante la adversidad en una broma pesada que nos recuerda  ese dicho tan español de que fuera no atan los perros con longaniza.

La idea-fuerza de  este video que ya inunda las redes sociales sería más o menos esta: cada vez hay más gente que quiere hacerse extranjera en este país reconquistado por la derecha a golpe de recorte, leyes fascistas y mamporreros  al servicio de los vicios políticos más degradados.
Chus Lampreave, la musa del humor catódico más deconstructivo se ha prestado a hacerse extranjera reafirmando la españolidad de lo propio, aunque eso propio sea la ruina de millones de españoles hurtados de su presente y hasta de su futuro. El anuncio de Campofrío  nos anima a hacernos extranjeros. Pero en falso. Porque eso es imposible. No hay salida, no se puede cambiar ni el carácter ni el destino.  Ni cambiar de frontera así como así porque estamos apegados a la marca España de por vida. Así que nada mejor que recordar qué somos y a qué precio. Todo es soportable en este lodazal español si compensamos el paro, los recortes, los suicidios, la corrupción, la devastación social y hasta la regresión legislativa a tiempos franquistas con un par de chorizos y  una  pandereta, con humor a raudales,  abrazos y cenas al por menor. Por aquello de que donde comen tres comen cuatro que nos recuerda Lolita Flores.
España está en venta y reventa, seis millones de parados sobreviven a duras penas y miles de jóvenes ya se han hecho extranjeros de verdad.  A la fuerza. Campofrío ridiculiza este destino impuesto. Y como si la crisis fuera un pasatiempo a destiempo, nos reclama fidelidad a  un país en descomposición del que no es posible huir. Del que es mejor no fugarse porque aquí nos retiene la intangibilidad de la servidumbre voluntaria que proclamara Étienne de La Boétie.  Porque  más allá de esta frontera no hay destinos posibles. Campofrío juega con algo inmaterial, la colectivización de la crisis hace que entre todos  se lleve mejor. Reírnos de ella, positivizarnos a golpe de contrición colectiva redimida por el humor, la gracia y ese saber estar  español hasta la médula.  Pero olvida nombrar a los culpables. Olvida proponer soluciones más allá del sentimiento generalizado y neutro de pertenencia. Con eso no vale. Con eso nos despistamos. Pero se trata de eso. De apelar a la emoción privada, al sentimiento individual hecho carácter nacional, para evitar el nosotros colectivo y revolucionario.
Pero hay algo aún más repulsivo en este anuncio que pretende sentimentalizar las fiestas a golpe de pandereta nacional. Campofrío se ha hecho de verdad extranjera.Ella sí.  Ha abandonado su Burgos campeador para instalarse entre México y China. La marca Shuanghui y la mexicana Sigma Alimentos la controlan en su mayoría después de una OPA sobre la choricera burgalesa. Eso es sinceridad a raudales, coherencia al por mayor y ganas de hacer de tripas corazón.., español.
Lo extraño de esto es que Icíar Bollaín, directora de películas tan estimables como Te doy mis ojos (2003) y También la lluvia (2010),  haya producido este producto  realizado por McCann Erickson. Voy a preguntarle si se ha hecho extranjera de verdad, de pega o de paga. Yo, mientras tanto, voy a seguir escuchando a los  Gipsy Kings que son  franceses de pro y medio españoles  a su manera

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