Quien pasa de la cincuentena lo recordará: Zain dezagun Belagua! fue más que una pegatina inolvidable. Fue un icono movilizador del primer conservacionismo medioambiental. Un grito contra un cuartel militar inservible que se alzó en Yeguaceros por encima de todas las leyes. Por seguridad nacional dijeron. En medio de aquella juerga antimilitarista y ecologista, unos cuantos gipimontañeros llevaban ya más de diez años haciendo del refugio de Belagoa, (1971) un lugar de referencia para el montañismo vasco. Algunos de mis mejores amigos y amigas los conocí allí, entre perolas y cuerdas de escalar. Aquello duró hasta 2004, fecha en que el refugio, propiedad de la Junta del Valle de Roncal, se cerró. Cosas del tiempo, los nuevos hábitos de consumo y el nuevo turismo influyeron en ello. Hoy el refugio es un lugar-ruina que enloquece a quien lo recuerda en plenitud. Un no-lugar en el vacío que clama venganza. Pues Navarra es la única comunidad pirenaica que no dispone de ningún re
El blog de Paco Roda