A quel reyno, que había sobrevivido como un mito, estaba a punto de acabar como una falsificación. Pero no saldó cuentas con su pasado el 25 de mayo de 2014. Tal era la metástasis que le corroía desde hacía casi treinta años. La expectación era enorme. A ello había contribuido el ambiente encanallado durante la campaña electoral. Así que la oposición esperaba zanjar tantas semanas de zozobra. Una mujer de belleza inquietante, voz delicada pero elocuente y seguridad en unas manos que hablaban solas, había hecho temblar los pilares de un poder perverso enquistado en el ADN de algunos de sus gobernantes que, incapaces de salvar su alma, esperaban salvar su nombre. Aquellas elecciones forzadas habían dejado varios cadáveres políticos en la morgue del Parlamento. En esa situación, nadie sabía dónde podía acabar aquella novela de caballerías navarra: traiciones a bocajarro, declaraciones hiperbólicas, cohechos camuflados de honorabilidad, juegos de doble moral, dimisiones, órdenes
El blog de Paco Roda