Foto: Koldo Aldaz
Convertimos el silencio en oro
y en fuego las palabras. En la piel
del retorno la lluvia se acumula
y el afán borra privilegios. Lentos
emergemos del pozo, hiedra arriba,
y no al amparo de las calamidades.
Cambiamos en amor el dolor viejo
y a la historia, solemnes, lo legamos
Miquel Martí i Pol
Ara Mateix
Verás Belén, esto no es una despedida. Ni tan siquiera un último homenaje.
No era tu estilo. Ni los adioses ni el llanto. Ni la elegía ni el panegírico.
Creo que se dice así. Así que
posiblemente, dado tu carácter, ahora mismo nos estarás exigiendo una enorme
sonrisa. Y no precisamente de guión obligado, sino una sonrisa sincera y
sentida. Por eso, oído tu mensaje desde esa ciudad de la alegría que nunca
abandonaste, procedemos como buenos amigos y amigas a decirte lo siguiente:
Si hay algo que has dejado aquí, además de un
tipo excelente como Mikel y un par de elementos
de cuidao como el Beñat y la
Uxue, - que todos pensamos que siguen tu estela dicharachera -, es la alegría.
No hay una sola imagen triste de ti. Ni siquiera tu último suspiro. Decir que
eras la alegría de la huerta igual es un tópico. Vale. Pero es verdad. Hiciste
de la alegría una militancia a tiempo completo. Un arte vital con lábel de
calidad de vida. Y joder, eso se contagia.
Y es que a tu lado, nadie se atrevía a torcer, ni a retorcer la vida.
Ahí estabas, con la sonrisa puesta, el talento dispuesto y la fuerza necesaria
para ponerte el mundo por montera.
En Belagoa muchos y muchas de los aquí presentes
te conocieron. Han pasado años, pero Belagoa fue y será arte y parte de tu
vida. La cocina del Refugio todavía está que echa chispas, por no hablar de la
fregadera. Entre perolos y estropajos, Mikel te echó los tejos. Otros muchos
también, pero el Mikel ya era mucho Mikel. Y haciendo esquí de fondo tu le
llegaste al fondo. Y aquí lo tienes. Hecho un campeón de la larga distancia. Un
atleta del saber estar. De la sensatez. Sabemos que no tenías
quejas de él. Y nos han dicho que hoy mucho menos. Luego llegó Murillo de
Gállego. Allí, en tierras de Aragón, frente a los Mallos de Riglos te hiciste
un hueco entre las aguas bravas del Gállego. Y entre piraguas y más perolos
construiste otro trozo de vida en Chancavez,
una posada-albergue que hizo historia en el valle. Para entonces ya habías
cogido carrerilla y tu agenda de amistades era más amplia que el listín de
teléfonos.
Iruña fue un destino obligado. Tocaba sentar
cabeza, que no es lo mismo que asentir
con la cabeza. Eso jamás lo hiciste. Fue tu ultimo destino sin abandonar tus
pasiones, los viajes, los amigos y amigas, el salseo del casco Viejo y tus
luchas. Porque también peleaste por una Iruña un poco más decente. Pero ya ves que camino lleva. Luego vino la
Travesía del Anaita y ahí ya pusiste el listón muy alto. Ahí si que batiste
récords. Muchos, sobre todo muchos, todavía están colgados de tus rizos
dorados. Mikel no te mosquees, pero es así. Y luego ya vino el Beñat que anda
por aquí. Un chaval que me dicen ha prometido seguir siendo un niño pero
aprendiendo a ser mayor. Y dicen que tú le has dado esta oportunidad que él ha aprovechado. Y luego llegó Uxue, un territorio donde
todavía reina la inocencia.
Y así, poco a poco, a fuego lento, fuiste construyendo una vida inmensa. Una
vida vivida donde no cabía la pena ni el desaliento. Sin colorantes ni
conservantes. Porque tenías tolerancia cero a la tristeza. No me extraña que alguien dijera que eras
adictiva. Y eso que te tocó sufrir una muerte en primera línea de fuego. Ahí
volviste a demostrar el arte de lo imposible. El manejo de la ausencia como
forma suprema de una elegancia vital. Ahora te has ido tú pero tu fuga no se
lleva la esperanza. Porque como en los
solares devastados, tu ausencia solo puede crear un cosmos sin confines.
Bueno ya sé que te estás inquietando.
Que estás deseando acabar con esto para empezar con otra cosa. Así eras. Como
una gimnasta imbatible. ¿No quedamos que esto no era una elegía? Pues venga.
Acabando. Ah, una cosa más antes de irme definitivamente: quiero que al salir
de aquí nadie llore por mí. A lo sumo abrazaros, abrazaros mucho. Y es que siempre
preferí mitigar las ausencias y adornar las presencias. Así que os pido que os
echéis unos tragos. Por mi pero sobre todo por vosotros. Y que me recordéis
desde ese territorio llamado amistad sin fronteras. Y que visitéis una página
WWW que ha hecho el Txin que se llama viviratope.com. Nada más y nada
menos. Porque no hay ausencia completa, ni tan siquiera tras su extinción. Por
muy pura y efectiva que sea. Agur. Belén Moracho
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Te lo iba a pedir, Paco.... y nos lo has regalado a tod@s desde tu blog. !qué bien que lo dices¡ pero qué fácil te lo puso ella para que lo digas así.... ¿a que sí?
ResponderEliminarSeguiremos perdiéndonos eternamente entre esos rizos dorados. La Moracho es mucha Moracho ¡¡¡¡
Eskerrik asko Koldo, por estar en esas horas en las que la amistad se demuestra en toda su plenitud.
EliminarMuy bueno Pacorro, y muy paradójico lo de la pagina web, pues me parece que (como también le pasaba a Belen) lo de vivir a tope es bastante incompatible con hacer páginas web. Un beso, Qué preciosos últimos días nos ha regalado nuestra amiga!
ResponderEliminarAhora toca hacerla: viviratope.com suena bien, muy bien y tu puedes, eskerrik asko Txin
Eliminaremocionante
ResponderEliminarGracias Paco por tus palabras, también a Ana por contarlas tan bien. Me impresionaron mucho. Ver a Mikel y a Beñat oyéndolas me retorció por dentro, no lo olvidare nunca.
ResponderEliminarGracias a ti, Carlos, por tu compañía. Hay noches que descubres que la línea entre la vida y la muerte es tan fina, que en soledad se harían insoportables.
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