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Mostrando entradas de diciembre, 2015

El premio

Felipe VI se había levantado aquella mañana con una inconfesable resaca. El jefe de la Casa Real, Jaime Alfonsín,   le ofreció un ibuprofeno que ingirió con un café bien cargado. Ya en el despacho,   el rey abrió el correo que Ana Herrera, consejera de Cultura del Gobierno de Navarra le había enviado el día de San Lázaro. Mientras lo leía, cabeceaba como queriendo quitarse   de encima   los restos del   naufragio nocturno.   De repente soltó una carcajada. Alfonsín le miró sorprendido.   Pensó que todavía podía estar bajo los efectos del exceso. -        Majestad -le dijo-,   ¿ocurre algo? -        Nada Alfonsín,   los navarros me acaban de quitar un peso de encima. Ya no entregaré más premios Príncipe de Viana, lo cual me alegra porque eran un peñazo anual que nunca digerí bien. Imagínate, -prosiguió- si este año tuviera   que aguantar los desplantes de esas gentes de Bildu o de esa chica de Podemos.   -        ¿Tú te acuerdas de esa chica Alfonsín?, aquella que me retó  

Muerte el día de Navidad

El cadáver de Walser yace en medio de la nieve.  Tal día como hoy hace 59 años moría en   los alrededores del manicomio de Herisau (Suiza),   Robert Walser. Su cuerpo apareció en medio de la nieve invernal. Walser llevaba 23 años ingresado. Ese día   había salido a pasear huyendo de la eternidad que le perseguía y se dio de bruces con ella. Así era su literatura, un arte que   trataba de evitar cualquier forma de permanencia o duración. Y de esta metáfora nuestro Vila Matas se quedó colgado. De ello, de Walser y de su intento de escapismo literario, de la fugacidad, de la insignificancia elevada . Walser fue un hombre que queriendo llegar al cero de su vida quiso quitarse de en medio. Intentó el suicidio colgándose.   Pero no supo hacer el nudo corredizo. Como si en ese acto fallido se quisiera decirse    a sí mismo que el devenir es una agonía sin desenlace. http://elpais.com/diario/2005/11/19/babelia/1132361414_850215.html

La farsa que se avecina o el saqueo de la democracia fantasma

A   estas alturas de la mentira,   instalada ésta   como moneda de cambio en la ciénaga política, exigir al socialismo sanchista responsabilidad con esos millones de  votantes que han apoyado el “cambio”, es pura ilusión pervertida. Lo digo por la más que posible espantada del socialismo ante un gobierno de cambio con Podemos y otras fuerzas de izquierda. Todos sabemos que el socialismo se estranguló con Felipe González hacia una deriva insondable abandonando la idea   de cambiar el mundo por gestionarlo mejor.   En Navarra, donde se han realizado a lo largo de la historia numerosos experimentos políticos, sabemos que los socialistas han sostenido a una de las derechas más reaccionarias de Europa durante años. Y lo han explicado por activa y por pasiva, han justificado su apoyo con ideas vacías pero dotadas de carga emocional:   la necesaria gobernabilidad, la responsabilidad y la incuestionable garantía    constitucional del régimen. Pero las izquierdas deben hacer una buena t

Referéndum o nuevas elecciones

La complejidad del resultado electoral va a poner a prueba   la capacidad de gestión de los partidos políticos. En juego está la gobernabilidad de este reino de España   en bancarrota económica y social. Ya lo decía ayer Javier Vizcaíno en su twiter . La gran derecha   constitucionalista y unionista representada por PP y Ciudadanos no logrará gobernar. Ni siquiera con ayuda externa. Sin embargo las diferentes izquierdas, las más radicales   y las socialdemócratas más amables,   con los apoyos de los nacionalistas   catalanes, podrían     investir presidente al socialista Sánchez. Solo la suma de PSOE, Podemos, UP y el apoyo de los independentistas  podría proclamar a Sánchez presidente. A ello podría unirse el PNV y Bildu. Pero el precio que los independentistas catalanes van a imponer será brutal:   la exigencia del referéndum en Catalunya. Algo que Podemos ha prometido si tenía opciones de gobierno. Pero algo que se le atraganta al socialismo centrista. No

El debate

El presidente, enfangado de corrupción hasta la médula dorsal de su ultima confesión de palabra acto y omisión, estuvo a la altura del farsante que ha construido para   protegerse ante la evidencia más negra de sí mismo. Su propia ética y moral, arrastrada por la historia reciente de un país al que ha llevado a la bancarrota económica, ética y social, se tambaleaba pese al deseo desesperado de mantenerse a flote en medio del lodazal que él mismo había levantado. Rajoy no supo ni siquiera defenderse como un hombre de bien. Ni siquiera como un hombre  de mal. Simplemente hizo lo que él sabe hacer. Alterar la realidad y aplicársela al pie de la letra. Aunque fuera falsa.  O lo que es lo mismo, decir que es de noche cuando en realidad alguien ha bajado las persianas. Rajoy quiso ser un hombre de Estado   pero acabó devorado por su propio estado de ánimo. Un hombre a la deriva tratando de engolarse tras los restos de un naufragio que anunciaba como útil y necesario para salir a flote e